Un puñado de nubes, 09

18-02-2011.
La langue vit comme un grand arbre dont les racines
sont aux tréfonds de la vie sociale et des vies cérébrales…
Que, como sabéis, Edgar Morin viene a decir que ‘la lengua vive como un gran árbol cuyas raíces están en los subsuelos de la vida social y las vidas cerebrales’.
 —La propia evolución de los paradigmas teóricos de estas disciplinas constituye en sí misma un cambio muy importante de los presupuestos teóricos clásicos, con innovaciones altamente sugerentes para las propias ciencias lingüísticas y psico-socioculturales… —dictaba el profesor—.
La clase de Lingüística de la mañana sonaba a latines en la cabeza de León. ¡Qué le importaba a él Ferdinand de Saussure ni la madre que lo parió! ¿Cómo podía pensar en competencias teóricas ni en idiomas hambrientos de práctica? Le estallaba la sesera pensando en la noche anterior tan trascendental para él. ¡Cómo recordaba su primer porro y su virginidad perdida! Estaba de un mal humor extraño e incomprensible porque, pensándolo bien, fue una de las noches más maravillosas de su ordinaria vida.

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«Bases para el comentario», 5a

17-02-2011.
5. RECURSOS FÓNICOS MÁS FRECUENTES
Los recursos fónicos afectan a la forma de las palabras, no porque se cambie la misma forma o apariencia ‑en el sonido o en el escrito‑, sino porque se utiliza la palabra para producir una matización o reforzamiento de los enunciados, en un sentido que interesa especialmente al autor.
La aparición de estos fenómenos se observa principalmen­te en el sonido y en el ritmo, esto es, en el suprasegmento.
5.1. Figuras basadas en el sonido
5.1.1. Aliteración
Es la repetición de un sonido para producir un efecto agradable o desagradable, o para imitar a algún sonido de la naturaleza.

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Un puñado de nubes, 08

16-02-2011.
Aquel jueves de la cita se alumbró el cielo con un sol bobo, bermejo, áspero como polvo de ladrillo y cuarteado por densos nubarrones que anunciaban la inminente borrasca.
Amalia había tomado el autobús que la habría de dejar a pocos metros del café en donde conocería a León y a donde llegaría dentro de unos veinte minutos.
—Ojalá sea puntual —se dijo—, porque no estoy dispuesta a esperar sola mucho tiempo y menos en un bar.
Con la mirada perdida, contemplaba a través de la ventana cómo la gente, huyendo de la mojada ventolera, caminaba deprisa por las aceras hasta desaparecer tras el umbral de una casa o de una tienda. Las calles parecían resbaladizas y blandas como jabón derretido.

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Un hombre de Dios: Jesús Mendoza, 2

Estos pensamientos, que un día Jesús sembró en nosotros con paciencia infinita y que quizás en alguna ocasión olvidamos, sorprenden a veces brotando de nuevo, verdes y hermosos, del tronco de nuestra alma, «Con las lluvias de abril y el sol de mayo», como brotaba la vida del «Olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido» que sorprendió a Machado.
José Lorite me recordaba, no hace mucho, que en el colegio yo tenía fama de inconformista, rebelde y protestón hasta el punto que, según él, eso me restaba popularidad y aceptación por parte de algunos de mis compañeros.

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Un puñado de nubes, 07

14-02-2011.
León quedó viudo cuando tenía algo más de cincuenta años. Fue un duro golpe para él. El matrimonio se había quedado ya solo. Su hija estaba recién casada y su hijo andaba fuera, haciendo prácticas en una empresa de telecomunicaciones.
La muerte siempre es jodida, sea el día que sea; pero mucho más en un día tan señalado como el de las ánimas, en un noviembre agarrotado por un frío helador que descascarillaba hasta la corteza de los algarrobos y eucaliptos de la avenida del cementerio. A todos extrañó su entereza durante el entierro de su mujer. No derramó una sola lágrima. Odiaba el espectáculo del derrumbamiento del alma de un hombre. Sin embargo, por dentro tenía empapado el corazón de un llanto salobre. Nadie escuchó cómo maldecía entre dientes: «¡Puta vida y puta muerte!». Sus hijos lo custodiaban: un ángel masculino con gabardina a lo Bogart y otro femenino con un rostro como el de Leslie Caron en Gigi, la primera película que había visto con su mujer, de recién casados. Pendientes los dos custodios de que se viniera abajo; pero él se mantuvo entero, sosteniendo la mirada de cuantos se acercaron a darle el pésame. Le sonaron vacías las palabras del cura de la capilla del tanatorio:

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Él nunca lo haría

13-02-2011.
En un flamante piso de protección oficial; en una de esas viviendas actuales de treinta y cinco metros cuadrados, vivía un sencillo matrimonio en compañía de la suegra y un perro “siete leches”, callejero y sentimental, que movía la cola a todo el mundo en señal de paz y de amistad. Se llamaba Florián, que es nombre alegre, primaveral y respetable. Les quedaban treinta y dos años de hipoteca por pagar; sin embargo, eran felices y se amaban apasionadamente en los escasos ratos libres que les dejaban sus ocupaciones. Jacinta cuidaba de la casa y de su madre que, a sus noventa años, gozaba de una salud de hierro si no fuera por el maldito alzheimer que, poco a poco, le enturbiaba la memoria. Manolo, el marido, vendía planes de pensiones “a puerta fría” por los barrios de la periferia, donde la gente era más pobre, pero más humana y fácil de engatusar.

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Combatir la soledad

Dichoso, amigo Cirno, el hombre que tiene hijos queridos, fuertes caballos, criados fieles, perros de caza y un huésped de un país extranjero, rico en mercancías y amistad y que no importuna con peticiones de dinero. Escasos dones de los que no todos los hombres gozan, y todos ellos inestimables a la hora de combatir la soledad. Yo, en cambio, no poseía nada.
Todo el que llega del mar, devuelto, sin patria, está mal visto, inspira recelo y temor en los hombres honrados y provoca escasa misericordia en las mujeres, más crueles a veces que los propios varones. Joven era yo aún, aunque apaleado y maltrecho. Al llegar a las playas, debía tener el aspecto de un bárbaro o un demonio al que no quisieran ya ni en los infiernos.

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Un puñado de nubes, 06

11-02-2011.
Del aparcamiento hasta el piso fueron tres minutos de mandarinas y calorcillos corporales que subían hacia el estómago con riesgo de saludar a las farolas duras y quietas que alguien se empeñaba en poner delante de nosotros.
—No hagas ruido, que mi amiga está durmiendo.
Nunca sabrá León cómo se desnuda una mujer tan de prisa. Sonaba en la radio la canción de Massiel: “Rosas en el mar”.
En el barrio de las nubes tengo mi nube blanca con parcela de chocolate y piruletas de colores que nacen solas. Huele a menta y pasas de uva. En los árboles mecen un columpio y una hamaca.

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Alegrías y penas

10-02-2011.
El mes de marzo es el que me ha inundado de alegría y de gozo muy grande. Aunque sea una paradoja, también me ha marcado con la desgracia y la pena.
Ese mes, el mismo día en que nacía la primavera, veía la luz mi primer hijo (en este caso, hija Toni), que brotó como una florecilla en este mundo o jardín que Dios nos dio a la humanidad para gozo, recreo y trabajo.
Seis años después, cuando la primavera llevaba tres días floreciendo el mundo, nació mi segundo hijo. Esta vez fue varón y vino a colmar de felicidad a todos, pues, para unos padres, ¡qué goce más completo es tener un niño y una niña! La alegría se desbordó y a todos nos inundó el gozo.

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Un puñado de nubes, 05

09-02-2011.
Aquel día en que se desató la fuerte borrasca, por la que León tuvo que darle el esquinazo a su amigo Alfonso, éste, efectivamente, lo estuvo esperando en el bar más de una hora. Apenas había clientes. Sentado junto a la ventana enrejada que da a la calle, Alfonso contemplaba con cierta melancolía las bandadas de hojas arrugadas que se desprendían de los árboles. Después de saborear plácidamente el cortado, y a punto ya de terminar su primer coñac, decidió llamar a León para que le explicara su tardanza; pero el bolsillo donde solía poner el móvil estaba vacío. Tanteándose todos los bolsillos del chaquetón, se preguntaba:
—Pero, ¿dónde carajo lo habré dejado? ¿Y si se me ha caído por la calle?

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