Canciones con historias 10 – La balada más triste y hermosa: “Tears in Heaven” – Eric Clapton
Una de las más hermosas baladas jamás escritas nace de una tragedia: el hijo de Eric Clapton, Conor, de 4 años, se cayó por una ventana que no debía estar abierta desde el piso 53 de un rascacielos de Manhattan. Y poco después del entierro, entre las numerosas cartas de condolencia descubrió una manuscrita de su hijo que le había enviado unos días antes desde Milán, con una sola frase: “Te quiero. Un beso”.
En el documental El patrón del blues dice Clapton: “En ese momento me di cuenta de que si podía pasar por aquello sin beber, podría hacer cualquier cosa. Fui consciente de que podía hacer de esa tragedia algo positivo y dediqué mi vida a honrar a mi hijo. Cogí una guitarra española y durante meses la toqué y toqué para intentar afrontar la situación. La música me salvó, se llevó el dolor… Escribí “Tears in heaven” para mí porque me sentía terriblemente mal«.
En la nueva biografía de Eric Clapton, “Slowhand: The Life and Music of Eric Clapton”, el autor Philip Norman (biógrafo de los Beatles, de Mick Jagger, Paul Mc Cartney, George Harrison, Elton John, Jimi Hendrix, John Lennon, Buddy Holly, los Rolling Stones y tantas otras estrellas del rock) relata la tragedia que sufrió el legendario músico.
En 1986, de la relación entre Eric Clapton y la actriz Italiana Lory Del Santo nació Conor. Debido a las adicciones del músico, la pareja funcionaba de modo intermitente, pero poco a poco la paternidad hizo que Clapton decidiera rehabilitarse, ocuparse del niño y encauzar la relación con Del Santo. Con ese objetivo, en marzo de 1991 madre e hijo se desplazaron desde Milán a Nueva York para pasar unos días juntos, aunque pernoctando en residencias diferentes. Hay que precisar que Lory del Santo fue su amante habitual mientras estaba casado con Pattie Boyd, que a su vez estuvo casada anteriormente con George Harrison. (De esta relación habrá que hablar con motivo de su canción “Layla”). Clapton se alojaba en un hotel mientras que Conor y su madre estaban en un apartamento de Manhattan propiedad de una amiga. “El salón principal tenía a un lado unas ventanas que iban del suelo al techo y que se podían poner en voladizo para limpiarlas. Pero no había barandillas en las ventanas, porque el edificio era un condominio y no estaba sujeto a las normas de edificación habituales”, recordaba Clapton.
Durante su reencuentro, Clapton llevó a Conor al circo en el Coliseo Nassau en Long Island. “Cuando regresaron al apartamento, mientras Conor charlaba entusiasmado sobre los payasos y elefantes, Eric le dijo a Lory que de ahora en adelante tenía la intención de ser un padre apropiado”.
Al día siguiente Clapton había programado recoger a Conor para una visita al zoológico del Bronx.
“Por la mañana, mientras madre e hijo esperaban a que Clapton recogiera a Conor del apartamento, llegó un conserje para limpiar las ventanas. Lory estaba en el baño y el niño estaba bajo el cuidado de una niñera, pero en un estado de gran excitación, impaciente por ver a su ‘papá’ de nuevo, corría por todo el apartamento”.
“El conserje había estado limpiando las ventanas en voladizo de la sala de estar, una de las cuales se quedó abierta. Antes de que la niñera pudiera reaccionar, Conor entró corriendo en la habitación y fue directo a la ventana. Cayó cuarenta y nueve pisos hasta aterrizar en el tejado de un edificio de cuatro plantas adyacente”, relató Eric Clapton en sus memorias, que también explicaba cómo recibió la noticia: “Sonó el teléfono y era Lory. Estaba histérica y chillaba diciendo que Conor estaba muerto. Yo solo me dije: ‘Es ridículo, ¿cómo puede estar muerto?’, y le hice la pregunta más estúpida del mundo: ‘¿Pero estás segura?’”.
“Cualquiera que sea el daño físico que sufrió Conor en la caída, cuando lo vi habían restaurado su cuerpo todo lo que pudieron. Recuerdo haber mirado su hermoso rostro en reposo y pensar: Este no es mi hijo. Se parece un poco a él, pero ya se ha ido.”
Al funeral de Conor asistieron George Harrison, Phil Collins y muchos otros grandes nombres de la industria de la música, y “cientos de cartas y mensajes de condolencia llegaron de todo el mundo, incluyendo uno del Príncipe Carlos»,
Cuando Conor murió, Clapton llevaba tres años sobrio después de someterse a un tratamiento de rehabilitación para superar sus adicciones al alcohol y la cocaína. Por eso muchos dieron por hecho que la muerte del niño provocaría una nueva recaída del músico, cosa que finalmente no sucedió.
En enero de 1992 Eric Clapton conmovió al mundo con la interpretación de la que es su canción más personal y desgarradora, durante un concierto privado en los estudios Bray Film de Windsor (Inglaterra), donde se grabaron canciones en acústico que conformarían el disco Unplugged.
El álbum vendió 26 millones de copias en todo el mundo y se alzó con 6 premios Grammys en la edición de 1993, de los cuales 3 recayeron en esa canción (Canción del año, Grabación del año y Mejor interpretación vocal pop masculina). El disco incluía versiones en acústico como Layla, Old love o Running on Faith. Pero era la cuarta pista, Tears in heaven, la que representaba el intento de Clapton por dotar al álbum de un espíritu personal y emotivo, algo más que el homenaje de un padre a su hijo, un reducto musical sobre el que Clapton vertió sus lágrimas en los acordes de un tema que fue terapia y que salvó al guitarrista de una espiral de drogas y alcohol que amenazaban su carrera. Un inciso: su situación familiar era digna de una telenovela: divorciado, liado con la mujer de su mejor amigo -Pattie Boyd-, con una amante -Lory de Santo-que le deja habiendo tenido un hijo fuera del matrimonio, y todo esto tras descubrir Eric que quien creía que era su madre era en realidad su abuela y a quien consideraba su hermana era su madre.
“Casi inconscientemente usé la música como un agente curativo” comentó Eric Clapton para quien componer Tears in Heaven le había servido de terapia. “La canción estaba en el fondo de mi cabeza, pero no tenía una verdadera razón de ser hasta que comencé a componer la película […]» explicaba el músico. Publicada en 1992 como parte de la banda sonora de la película Rush de Lili Fini Zanuc —en España, Hasta el límite—, Tears in Heaven había sido escrita por Eric Clapton en colaboración con el letrista Will Jennings que en un primer momento fue reacio a aceptar el encargo. “Eric ya tenía la primera estrofa de la canción y quería que escribiera el resto. Le respondí que era un tema tan personal, que debería escribirla él solo”, comentó Jennings.
Desde el momento de su publicación, Tears in Heaven se convirtió en uno de los grandes éxitos de la carrera de Eric Clapton: alcanzó el número uno en Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Polonia o Nueva Zelanda y entró en los Top 10 en toda Europa. En la actualidad sigue siendo su single más vendido porque en opinión de los críticos es un tema que hizo que el rock tuviese una importante transformación en sus letras.
A pesar de su belleza y del tiempo transcurrido desde su publicación, Tears in Heaven es una canción que aún resulta difícil de gestionar para su autor. Cuando en 2007 Eric Clapton escribió sus memorias, los editores descubrieron un tanto decepcionados que el artista había evitado adentrarse demasiado en lo referente a la muerte de Conor. Aunque le pidieron que intentase cubrir ese hueco, a Clapton le costó aceptar. “Me resultaba imposible entrar de nuevo en esa época. Es tan traumático que solo puedo hablar del tema desde la distancia, como si se tratara de otra persona”.
Años antes, Clapton había decidido no volver a interpretar Tears in Heaven en sus conciertos. Transcurrida más de una década desde el accidente, consideraba que ya había superado la pérdida y no sentía la canción del mismo modo: “para interpretarla tengo que conectarme de verdad con los sentimientos que tenía cuando la escribí. Esos sentimientos ya se han ido y, sinceramente, no quiero que vuelvan”, comentaba el guitarrista, que en 2004 afirmó que no descartaba recuperar la canción algún día. “Mi vida es diferente ahora. Probablemente solo necesite un poco de reposo para que, en el futuro, pueda abordarla con más distancia”
Desgarradora y llena de melancolía, la dureza de su letra no esconde el intento de Clapton por resarcirse del peor momento de su vida y de emerger como el ave fénix de entre las cuerdas de su guitarra. Porque todo lo que no pudo llorar lo depositó en el fondo de esta canción.
“Would you know my name If I saw you in heaven?
Would it be the same If I saw you in heaven?
I must be strong and carry on
‘Cause I know I don’t belong here in heaven
Would you hold my hand If I saw you in heaven?
Would you help me stand If I saw you in heaven?”
(“¿Sabrías mi nombre si te viera en el cielo?
¿Sería lo mismo si te viera en el cielo?
Debo ser fuerte y sobreponerme,
porque sé que no pertenezco a este lugar, al cielo.
¿Me darías la mano si te viera en el cielo?
¿Me ayudarías a levantarme si te viera en el cielo?”)
También le dedicó la canción “Circus left town” (“El circo se marcha de la ciudad”) recordando que el día anterior a su muerte le llevó a ver un circo ambulante, y fue la última vez que lo vio:
“Hold my hand and I’ll walk with you / Through the darkest night.
When I smile I’ll be thinking of you /And every little thing will be all right.
The circus left town, left town.”
(“Toma mi mano y caminaré contigo, /a través de la noche oscura,
cuando sonría, estaré pensando en ti, /y todo estará bien.
El circo dejó la ciudad”)
Vengo disfrutando de t0dos tus artículos en nuestra web y ahora, especialmente , la serie que has emprendido: CANCIONES CON HISTORIA, demostrando tu sabia y profunda investigación de cada una de ellas, con todo lujo de detalles e ilustrándolas con imágenes, letras y vídeos que me hacen volver a mis años más jóvenes de una manera melancólica y añorada.
Quiero darte la enhorabuena por ello y espero que con ellas ya estés gestando un nuevo libro de tu puño y letra que, en un futuro no muy lejano, podamos disfrutar en la intimidad de nuestro hogar…
Muchas gracias por los momentos tan buenos que me proporcionas y supongo que a casi toda la parroquia…
Un abrazo.