Presentación del libro Mi universo SAFA. Maestros de la SAFA de Úbeda 1973

Todos los años, desde hace once, los antiguos alumnos de la Safa de Úbeda, especialmente, y del resto de Andalucía, nos reunimos en la Casa Madre de la “Ciudad de los Cerros” para rememorar y conmemorar que tuvimos la suerte de pasar por sus lares, potenciando siempre todo lo positivo que aquello nos supuso, sin darle demasiada importancia (el tiempo todo lo relativiza) a los aspectos negativos que también los pudo haber, pero que puestos en la balanza de la vida (y más conforme vamos cumpliendo años) sabemos relativizarlos adecuadamente.
Valga esta introducción necesaria para anunciaros que el próximo día 2 de junio, viernes, a las siete y media de la tarde, tendré el gusto de presentar a mis compañeros, familiares, amigos (safistas o no) y público asistente mi último libro Mi universo SAFA. Maestros de la SAFA de Úbeda 1973, en el Aula Magna de la SAFA de Úbeda, con motivo del 50 aniversario que la abandoné (en junio de 1973) para ganarme la vida como maestro de primera enseñanza.

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Portugal

No sé cuánto tiempo llevo enamorado de nuestro vecino país de la península ibérica, habiéndose juntado quizás múltiples razones para ello: su amable gente; su melódico y sensual idioma; la aureola de país romántico del siglo XIX que atesora paisajes y enclaves maravillosos; sus costumbres ancestrales que se palpan en el ambiente cotidiano y, especialmente, en las zonas rurales; esa veteranía gastronómica tan especial e irrepetible con el bacalao por bandera nacional; las aventuras viajeras por descubrir; sus fados tan melancólicos y sensuales; su monumentalidad destacable con jardines edénicos y ciudades entrañables (Coimbra, Oporto, Sintra, Lisboa, Aveiro, Évora, Braga, Guimaraes, Faro…), pobladas con paramentos de azulejos sin fin.

       

                                    Lisboa                                                    Oporto

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«¡Muchas gracias…; de nada…!»

Es una suerte tener nietos inteligentes que te hacen aprender y vislumbrar, cada día, un futuro más halagüeño. Es lo que me ocurre a mí con mi pequeño Saúl que todos los días me sorprende -y varias veces- con sus “caídas” de parvulito avispado.
Ayer estuvo con nosotros, sus íos (abuelitos) maternos, casi toda la tarde, puesto que -además de regalarnos su simpatía y empatía espontáneas- sabe usar las palabras y frases adecuadas de lo que quiere expresar o pedir, con esa clarividencia que le caracteriza y con la claridad que tiene al hablar, sorprendiendo al que lo oye por primera y siguientes veces, usando un vocabulario preciso y acertado, cual bisturí de cirujano lingüístico impecable. Ahí van tres ejemplos. Uno: volvió a sorprendernos con su fresco y rico lenguaje al explicarnos claramente lo que son los “pivotes” que han instalado en su calle de Sevilla, para que no aparquen los coches en Semana Santa; dos: cuando jugamos a “la guerra de los cojines”, cómo sabe zaparse de ellos cuando se los lanzo y expresar alegremente el verbo exacto: «los he “esquivao”…»; y tres: para comérselo estaba cuando iba contándonos, ce por be, la ponencia infantil que tuvo que dar el otro día ante sus compañeros  y Juande -su maestro- sobre el tema del calamar, pues sabe explicotearse muy bien, diciéndonos que el dibujo que presentó se lo había pintado su hermano Abel y que lo habían coloreado al alimón; y cuyo texto -elaborado y repasado varias veces por su madre antes de la disertación- nos hicieron imaginar el momento perfecto que protagonizó en su aula, añadiendo todo tipo de detalles, con sumo desparpajo: que tiene unos brazos largos que son los tentáculos, que vive en aguas templadas o frías, que tiene tinta para defenderse de sus enemigos, etc.

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Primicias ubetenses

Hay gente crédula que piensa que las cosas funcionan porque sí o por arte de birlibirloque, sin que haya alguien -en la trastienda- empujando para que se produzca determinado evento o efeméride. Siempre habrá más gente a la luz -con tal de salir en la foto- que en la sombra, para que Úbeda destaque y nunca olvide su glorioso pasado y su porvenir sublime. Lo segundo es lo que le pasa a contados ubetenses y, especialmente, a mi amigo Eduardo Jiménez Torres que me tiene tan bien informado de todo lo que acontece en Úbeda mientras ando en mi exilio dorado sevillano.

Jesús de Medinaceli por el casco histórico. DIEGO GODOY

La primera primicia ya se ha producido. El pasado sábado, 11 de marzo, procesionó el Cristo de Medinaceli con un vía crucis por el casco antiguo de la ciudad, gracias a su pujante grupo joven y a Juanita López Díaz, su presidenta. ¡Enhorabuena!

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Días inolvidables

Mi mamá llevaba mucho tiempo queriendo hacer una escapadita de Sevilla con nosotros dos (Abel y Saúl), pues hemos tenido un invierno negro con toses y enfermedades propias de nuestra edad y de los compañeros de mi cole, que somos tan dadivosos para ese tema y otros, que nos las intercambiamos que es un susto. Tanto es así que hube de quedarme dos veces en casa de mis íos (abuelos) maternos, dos semanas antes de las vacaciones de Navidad y otras dos entre enero y febrero. Tan tocado he quedado de ese tema que, al volver a mi cole, he vuelto a llorar cuando me despido de mi mamá en la puerta del colegio Huerta de Santa Marina. Y eso que a mí, durante el primer trimestre y parte del segundo, me encantaba despedirme de ella para quedarme con mis amiguitos y mi maestro Juande, que es súper amable y cariñoso.

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Golfos

Según la Real Academia golfo es una gran porción de mar que entra en la tierra (como de pequeños aprendimos en la escuela) o una persona que vive de manera desordenada, tiene costumbres poco formales y solamente se preocupa de divertirse y entregarse a los vicios.
A estos segundos es a los que voy a referirme hoy, que no a los geográficos, pues siguen siendo los mismos de nuestra infancia (aunque en algunas autonomías es posible que les hayan cambiado o traducido el nombre).
Pobrecillas las nuevas generaciones si, por los nefastos y partidistas planes de estudios pasados, presentes y futuros, nuestros escolares (hijos, nietos, biznietos…), tuviesen que estudiar y memorizar la lista de los golfos democráticos españoles que militan y ejercen en los diferentes partidos, televisiones, sociedades, nacionalidades…; así como sus respectivas golferías, pues la lista sería interminable; auguro que más larga y laboriosa que cuando de pequeños aprendíamos la lista de los reyes godos… ¡Que golfas también haylas, todo es cuestión de empoderamiento!

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Compro silencio

Conforme voy envejeciendo noto que la sociedad en la que me ha tocado vivir es cada vez más ruidosa, chabacana, bullanguera, e irrespetuosa con el silencio y el descanso de los que en ella conviven o coexisten.
Recuerdo -cuando era niño y joven- que mi umbral de ruido soportable era mucho mayor que el que aguanto actualmente, pues conforme he ido adaptándome a otras etapas de la vida mi sistema nervioso y mente se han ido llenando de ruido fútil y vano, hasta que he llegado al momento actual en el que deseo sobremanera la ausencia de ruido o sonidos innecesarios del tipo que sean. Incluso, hubo un tiempo, en el que para leer o estudiar podía hacerlo con música clásica, que no ligera o follonera, mas ya he alcanzado el extremo en el que para concentrarme plenamente he de disfrutar de un completo y sonoro silencio. El binomio oriente-occidente tiene mucho que decir al respecto…

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Merecido monumento

Próximo al ciento diez aniversario del nacimiento de Manuel Fuentes Garayalde, la ciudad que le vio nacer va a erigirle un merecido monumento, puesto que no había nada que nos lo recordase. Gracias a destacados y memoriosos ubetenses que están moviendo los hilos para que esta falta tan imperdonable se subsane, se están recogiendo firmas y adhesiones para que esta grave ausencia se resuelva con el fin de que todo ubetense o foráneo que pasee por sus calles quede enterado de este fervoroso cofrade de la de hermandad de Nuestro Señor en la Columna y María Santísima de la Caridad, que tanto se desvivió por sus semejantes, tenga, por fin, huella tangible en la Ciudad de los Cerros, a la que tanto amaba y por la que tanto se desvivió. Será posible gracias al busto que le hizo un antiguo compañero de la hoy Casa de las Torres, antaño Escuela de Artes y Oficios, cuando don Manuel estaba de director, para que su viva imagen quede plasmada para siempre.

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Vicisitudes de la vejez, 30

Mis recuerdos mariposean ahora por tiempos pretéritos en los que la calor, durante aquellos tórridos veranos, era moneda de curso legal en nuestra Úbeda y cómo mi marido y hasta mis hijos o nietos les encantaba ir a las eras para aventar el grano en cuanto había un poco de viento y después machacar la paja para sacarle el trigo… ¡Qué tiempos aquellos en que todo era salud, ilusión y alegría mientras que el cansancio y/o tedio no aparecían por ningún sitio!
También recuerdo cuando la plaza de abastos de nuestra ciudad (que hoy se encuentra tan desangelada con demasiados puestos cerrados y en fase de arreglo o nuevo acomodo) estaba plena de puestos de venta, tanto en el interior como el exterior, circunvalándola; y cómo en la parte de abajo vendían los hortelanos autóctonos sus mimados productos de las huertas, fresquísimos, sabrosos y plenamente ecológicos, por cierto; y hasta se vendían animales vivos (gallinas, conejos…) por particulares que los criaban en su propia cuadra o corral, para comerlos, tras su sacrificio en casa, cuando todavía no había llegado tanto tiquismiquis de inspecciones sanitarias o veterinarias…

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“Los intocables”

Hoy quiero referirme a unos seres humanos especiales y únicos que pueblan cualquier sociedad, profesión, época, lugar, edad o condición y que siempre han existido al igual que el enchufismo, la sinvergonzonería o la pobreza. Yo los llamo “los intocables” porque nadie es capaz de amonestarlos o pararles los pies en sus comportamientos fuera de lugar y forma, ya que están poseídos de un don negativo (el de la cara dura) para el resto de los mortales, pero muy positivo para ellos.

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