Francisco Lozano, ¿el Gordo?

20-02-2011.
En la Escuelas de aquel tiempo, casi todos los cursos tuvieron su “gordo”. Nuestro curso también. Algunos niños estaban gordos a fuerza de ser tan buenas personas y porque el agua les alimentaba (eso se decía entonces). Algunos niños gordos tenían la expresión franca, los ojos grandes y la mirada serena y afectuosa; irradiaban una gran paz de alma y una personal satisfacción. Otros tenían la mirada honda y afilada, y unos ojos pequeños y entornados que inspiraban temor y desconfianza. Había gordos que aprovechaban su masa corporal para empujar a los compañeros en el patio y llevarse siempre la pelota, o para meterles el codo en el costado y echarlos del pupitre, cuando el profesor miraba para otro lado. Y había gordos que sufrían en silencio nuestras bromas pesadas, con paciencia infinita, sin quejarse nunca ni acusarnos jamás.

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