Ni en mis peores sueños, previsiones o elucubraciones pensé que, en mi larga vejez, vería una sociedad tan distópica como la que nos estamos armando entre todos, los políticos y sus adláteres, los primeros. Esta palabrita rara se lo he oído decir bastantes veces a mis nietas y por eso les he preguntado su significado para no usar yo vocablos sin entenderlos. Ellas son tan listas y espabiladas. Son las que tanto me ayudan para que, estas humildes y sencillas memorias que estoy publicando periódicamente, salgan decentemente escritas y sin faltas de ortografía, pues me las repasan concienzudamente. Me quieren tanto (y yo a ellas, por supuesto).
¡Écija bien merece una visita!
Como en todo puente vacacional, mi hija Margarita pensó que sería buena idea ir a un sitio próximo a Sevilla en donde podríamos pasar unos días inolvidables con nuestros queridos Abel y Saúl. Por eso, elegimos un lugar cercano de donde vivimos habitualmente para estar tranquilos y entretenidos tratando de conocer Écija, una ciudad tan cercana (a una hora exactamente de la capital andaluza), que bien merecía la pena visitar al fin.
La de veces que hemos pasado por su circunvalación o autovía, camino de Úbeda o de vuelta a Sevilla, haciéndonos siempre el mismo propósito: visitarla en profundidad, pues tiene tesoros en cantidad y calidad para no defraudar. Con nuestra decisión nos hemos sentido felices y agradecidos cuando, por fin, fuimos a patearla y conocerla, con fruición y largueza.
Como el jueves (veintisiete) era lectivo para la madre y vacacional para los niños y el abuelo jubilado, huimos de permanecer en nuestro domicilio habitual estos días, hasta que, después de comer, partimos, con un tiempo primaveral y soleado, de nuestra proverbial Sevilla (aunque con aviso de lluvia para el puente de Andalucía), tras una mañana, larga y trabajada, por parte de los mayores.
“Petit taxi bleu” en Tánger
“Petit taxi bleu” en Tánger
Oum Kalthoum suena
en la radio de un petit taxi bleu
repleto de mujeres.
(Dibujo a carboncillo,
apresurado apunte).
Y las mujeres suenan
como un solo laúd
entre risas humildes.
Ópera prima
“La mordida feroz del pasado” es el título de la novela que presentó su autora, Alicia García Simón, en el Restaurante Libra de Úbeda, el pasado verano. Es su ópera prima. Está compuesta por varios capítulos cuyos títulos están muy bien elegidos, pues reflejan y resumen lo que acontece en ellos: regreso a los orígenes, eternos enemigos, el dolor de una madre, expedición fatal, sobrevivir, buscando el perdón, etc. Son ochenta y una páginas a la búsqueda de la felicidad por caminos insospechados. La presentación fue breve y sencilla, ante la familia de la autora, encontrándose su grabación ya en Facebook. Corrió a cargo del incombustible reportero ubetense Eduardo Jiménez Torres.
Anécdotas de la Historia: Grecia (II)
Los filósofos, unos tipos curiosos
De entrada, el término es elocuente: philosophia (φιλοσοφία) está compuesto por philos (φίλος), “amigo” o “amante”, y –sophía (σοφία), “sabiduría”. Por tanto se define como “amor a la sabiduría”.
Sócrates la define como “afán que siente el hombre por saber de sí mismo” (recordemos lo de “Conócete a ti mismo”). Platón dice que es “la ciencia de la razón de las cosas”. Aristóteles piensa que es “la ciencia del ser en tanto que ser”
Los filósofos eran apreciados, pero también denigrados. Sócrates fue considerado el hombre más sabio del mundo, y hasta el oráculo de Delfos lo ratificó como tal, pero su discípulo Aristocles se ganó el apodo por el que lo conocemos (“Platón” “aquel que tiene anchas espaldas”) por lo abultado de sus omóplatos, fruto de su musculatura, propia de su oficio juvenil, lanzador de disco y luchador.
Sócrates era famoso por su modestia (siempre llevaba la misma túnica, hiciese frío o calor), plasmada en su frase “solo sé que no sé nada”, y su resistencia física (tras estar tres días seguidos combatiendo, dedicaba las noches a solucionar problemas en vez de dormir). Sin embargo su modestia no siempre era tal, porque exigía altos honorarios a sus discípulos adinerados. A un rico comerciante que le llevó a su hijo le pidió 500 dracmas, por lo que éste dijo “Tened en cuenta que con ese dinero podría comprar un burro”, a lo que contestó Sócrates “Hacedlo pues, y así tendréis dos asnos en casa”. Algo misógino, al ser preguntado si era mejor casarse o permanecer soltero, dijo “Da igual, se arrepentirá haga lo que haga”.
Aristóteles, mientras permaneció en Atenas (luego fue llamado a Macedonia para ser mentor del príncipe Alejandro) fundó una escuela a la que llamó Liceo (Λύκειον, lúkeion) , justo al lado de la que fundó su maestro Platón (la Academia, que toma su nombre por ocupar unos jardines dedicados al dios Academo). En el lateral edificó una galería cubierta, el peripatos, donde daba clases mientras paseaba seguido de sus discípulos, que por ello fueron conocidos como peripatéticos (lo malo es que a las prostitutas callejeras las llamaban igual. Cosas de griegos).
No todos se dedicaban en exclusiva a filosofar: Tales de Mileto, previendo que la cosecha de aceituna sería muy grande, arrendó todas las prensas de Mileto y de Quíos en medio de las burlas de sus conciudadanos. Pero cuando éstos recogieron la cosecha tuvieron que recurrir a Tales, que les cobró el triple de lo habitual amasando una fortuna. En su viaje a Egipto, los sacerdotes de Amón quisieron pillarle en un renuncio, exigiéndole que averiguase la altura de la pirámide de Keops. Tales se tumbó, marcó su longitud con dos estacas, y cuando coincidió su sombra con la distancia marcada midió la sombra de la pirámide y dio la altura exacta. Los sacerdotes fliparon.
Un personaje curioso fue Diógenes de Sinope, de la escuela cínica, que afirmaba que el hombre sabio era el que se libraba de los deseos y necesidades. Así, caminaba descalzo, sólo tenía la túnica que llevaba puesta, comía lo que le daban y dormía en el pórtico de los templos o en un tonel. Atraído por su fama, Alejandro Magno fue a visitarlo y lo encontró tumbado al sol absorto en sus pensamientos. Le preguntó si deseaba algo que el poderoso monarca pudiera concederle, y le respondió “Sí, que te apartes y no me tapes el sol”. Los cortesanos, siempre tan pelotas, empezaron a reírse y criticarlo, pero el rey dijo: “Si yo no fuera Alejandro, querría ser Diógenes”. Otra originalidad era verlo caminar por Atenas con una linterna diciendo “busco un hombre”, porque despreciaba a toda la humanidad. Su colega Zenón de Elea, de la escuela eleática y enemigo de los cínicos, defendía que la teoría del movimiento era imposible. En medio de una de sus charlas, Sócrates se levantó y se puso a caminar alrededor de él, diciendo “el movimiento se demuestra andando”. A sus discípulos que le preguntaron a qué hora se debía comer, respondió: “Depende, si eres rico puedes comer cuando quieras y, si eres pobre, cuando puedas”
Pitágoras, que tanto nos citaron nuestros maestros de la SAFA, fundó su Academia en Crotona, y fue la única que aceptaba discípulos de ambos sexos, que debían someterse a las rígidas normas de su maestro: mantener la castidad, vestir con una sencilla túnica que no podía ser de lana, evitar la risa y la danza, seguir una estricta dieta (nada de vino, ni carne, ni huevos ni, lo más raro, ¡las habas!), etc. Hoy la tacharían de secta. Defendía la doctrina de la metempsicosis (transmigración del alma después de la muerte a un nuevo cuerpo, humano o animal), por lo que muchos listillos defienden que viajó a la India, a aprender de los brahmanes.
Anaxágoras decía que la Tierra y los demás cuerpos celestes eran muy parecidos, aunque el Sol y las estrellas ardían y los planetas no (se columpió, claro, como cuando dijo que el Sol mediría unos 22000 km2, un poco más grande que Badajoz). Pese a ello, tuvo mucho prestigio entre los clásicos, llegando Aristóteles a decir que «parecía un hombre sobrio en medio de borrachos.» Sus enemigos consiguieron que los atenienses lo condenasen a muerte por impío (cosa bastante habitual en la época, los talibanes y la Inquisición no inventaron nada) y tuvo que huir a Lampsaco, donde quitó importancia a su condena diciendo «también a ellos la Naturaleza los tiene sentenciados a la misma condena».
Un medio paisano suyo, Empédocles, que no estaba de acuerdo con él en casi nada, sin embargo se le unió en la defensa de la esfericidad de la Tierra, porque al observar un eclipse de luna comprobaron que la sombre de la tierra sobre el satélite era curva. Este personaje, que defendía que el Universo estaba formado por cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego, que tanto juego ha dado a todo tipo de gente a lo largo de los siglos posteriores. Iker Jiménez dedica tropecientos programas a perfeccionar la tesis) predijo ante la Asamblea el día exacto de su muerte, en que sería llevado al Olimpo y convertido en dios. Llegado el día, subió al Etna y se arrojó sin ser visto: su desaparición hizo pensar que su profecía se había cumplido.
Anaximandro de Mileto, discípulo de Tales y sucesor en la dirección de su escuela, le contradijo en lo fundamental de su filosofía, el arjé (el origen de todas las cosas), pues mientras Tales decía que era el agua, su discípulo dijo que era el áperión, una naturaleza indefinida e infinita, inmortal. Para que te fíes… Por el contrario, fue un excelente astrónomo y geógrafo: fue el primero en dibujar un mapamundi y en medir los equinoccios y los solsticios con un gnomon —una figura geométrica utilizada para medir el tiempo en los relojes de sol; con uno de ellos, Eratóstenes de Cirene consiguió una medición bastante exacta del diámetro de la tierra—
Antístenes, fundador de la Escuela Cínica, le gustaba también divertirse y en consecuencia, algunas noches cenaba con gente aficionada a los delitos, o sea los chorizos del lumpen, especialmente de los barrios portuarios. Cuando arreciaron las críticas por sus tratos con rufianes dijo:
– “Sí, ceno con gente de conducta censurable. Pero también los médicos tratan todos los días con enfermos y no se les dispara la fiebre”.
Los filósofos no eludían hacer sentencias que dejaban por los suelos a tó quisque. Cuando Sócrates leyó la semblanza que de él había escrito su discípulo Platón, dijo “Caramba, cuánta mentira ha contado de mí ese jovenzuelo”. Zenón de Elea, debatiendo sobre el amor, dijo a la concurrencia: “los necios creen saber por qué aman, los tontos incluso dan sus razones, pero solo los sabios saben que nadie sabe cómo funciona esto”. Aristóteles, hablando de otros escritores decía que una obra escrita debía ser juzgada así: “primero, hay que mirar si el autor ha dicho todo lo que tenía que decir, después si ha dicho sólo lo que tenía que decir y finalmente si lo ha dicho como lo tenía que decir”. Hoy, en El Hormiguero sería un crack.
También hay filósofos que hoy serían tiktokers o influencers de mensajes de odio. Veamos el más conocido, Celso (s. II d.C.) que en su obra “Verdadero discurso contra los cristianos” acusa al cristianismo primitivo de ser una secta destructiva constituida por creyentes fanáticos y violentos. Celso sostiene que Jesucristo era hijo de una judía amancebada con un soldado romano llamado Pantero, y que practicaba la magia que había aprendido en Egipto para así atraer a algunos discípulos entre la plebe más miserable y digna de compasión. Se quedó a gusto…
Geografía marina
10-08-2012.
I. En el mar de noviembre
Geografía marina
Carta a mi amigo Antonio Lara Pozuelo
Querido Antonio:
Pensé escribirte una carta pero los sellos al Cielo están por las nubes, así que te mando un wasap como siempre.
Sé que no quisiste llevarte al viaje el móvil ni el jamón de Los Pedroches; seguro que ahora los echas de menos, al menos el jamón, porque por esos pagos anda la gente muy descolorida, como con hambre.
El móvil no te hace falta porque ahí disfrutáis de IAD (Inteligencia Artificial Divina). Mira a ver si puedes echar el tiempo hacia atrás. Aquí los físicos dicen que sí se puede. Así que…
Oigo cierto revuelo en vuestra Aula Magna porque se están juntando multitud de “alados” y sé que, en medio, estás tú enseñando modales. (Supongo que no hay corrupción, sabes que en la España tenemos para exportar gratis). Continuar leyendo «Carta a mi amigo Antonio Lara Pozuelo»
¡Hasta siempre, amigo Antonio!
Ayer, martes, 19 de febrero, me llegó por doble vía (tus buenos amigos safistas Pepe Aranda y José Luis Rodríguez) la noticia de tu fallecimiento, lo que me apenó de veras, aunque seguro que ya has descansado de esta vida terrenal que has vivido y disfrutado con intensidad y largueza. Espero te encuentres ya en el Cielo de la SAFA, en donde habitan muchos de tus amigos, profesores, sacerdotes, compañeros, etc.
Has ido a engrosar el largo goteo (que nunca cesa) de antiguos alumnos, maestros, curas y personalidades SAFA que han dejado este mundo terrenal bien marcado y roturado, como tú, por esclarecedores libros, múltiples vivencias, enriquecedoras experiencias y un sinfín de buenos ejemplos a seguir que nuestra SAFA de Úbeda, tan agradecida como debe ser, siempre guardará en sus webs y memorias individual y colectiva.
DEDICADO A ANTONIO LARA
Ha fallecido Antonio Lara Pozuelo
Nuestro admirado amigo Antonio ha fallecido hoy, 19 de Febrero de 2025, sobre las 8 de la mañana, en el hospital en donde llevaba varios días tratando de recuperarse de su última recaída.
Aún recuerdo sus maravillosos discursos en las reuniones de AAMSU, su precisión en la palabra, su elegancia en el verbo. Y revisando las fotos, recuerdo las risas que compartimos con Manolo Fernández en la Plaza del General Saro (para nosotros siempre se llamará así), tras la comida de hermandad de los Antiguos Alumnos de Magisterio en 2011.