Por Mariano Valcárcel González.
Audiencia televisiva ante el “Gran Hermano”… Un programa que lleva demasiadas ediciones, según mi parecer, pero que en respeto por las apetencias del público que lo sigue (¡que hay mucho!, porque si no ya lo habrían eliminado hace años) no seré yo quien clame y exija que lo finalicen por siempre jamás.
Que es un programa demostrativo de lo que tenemos encima (junto con otros, en general de la misma cadena y filosofía de su dueño, que sigue persistiendo en degradar la sociedad y, por tanto, la democracia italiana y española hasta los límites más bajos) y de lo que hoy interesa al televidente. Estulticia, zafiedad, miseria moral, la nada por horizonte consistente si no es ser “famosete” y hacer “bolos” y salir en las teles a costa de cualquier cosa (que ya no importa ni la intimidad, ni el honor personal, ni la palabra que se da, ni que se vea lo miserable que pueda llegar a ser uno o una. Y no hacer nada. Maravilloso guión.