Por Mariano Valcárcel González.
¿Usted sabe con quién está hablando?
¡Ja!, la gran impostura. Que la arrastramos desde quién sabe cuándo, pero que ya en el Lazarillo se nos retrata muy bien, yo diría que tristísimamente bien.
Somos los campeones en la credulidad borreguil, en dar por sentado que lo que se aparenta es lo que se es, y lo escribo por la evidencia cotidiana; pero, a la vez, maliciamos, barruntamos, aseguramos que eso ya lo sabemos, que damos por descontado que detrás del escenario, de la representación, hay trampa. Lo cantan en la zarzuela castiza: «Tanta sombrilla blanca, tanta farola… y el puchero en la lumbre con agua sola».
Somos así de incongruentes, de paradójicos. Afirmamos lo cierto y lo contrario. Y nos quedamos tan a gusto.