Por Dionisio Rodríguez Mejías.
3.- Detenciones en la Universidad.
Estaba claro que muy pocos se habían enterado de los sucesos ocurridos aquella mañana. Encendí otro cigarrillo y le pedí, con la vista, que continuara.
—Cuando parecía que todo había terminado, un grupo de exaltados se puso a gritar, empezaron a llover octavillas, y el aire del claustro se llenó de panfletos. En ese momento apareció la policía, sacudiendo a diestro y siniestro. Golpes, insultos y carreras; la gente había perdido el miedo y no sólo se defendía, sino que también atacaba. Yo estaba con Pedro, un alumno de segundo de Económicas, cuando se acercó a nosotros un policía con la cabeza rapada, y lo cogió por el brazo: «A ti te buscaba —bramó el agente—. ¡Quedas detenido!».