Por Mariano Valcárcel González.
Una escena de obreros de cierto ayuntamiento en su tajo y un hombre que pasa por su lado:
—¿Saben ustedes si necesitan soldadores?
—Hombre, lo del trabajo ahora está muy mal…
—Yo hago todo tipo de soldaduras y con cualquier material.
—Ya, sí, pero lo que le he dicho… Fíjese, mi hija terminó hace tres años la carrera y ahí la tengo, en Londres…
—Me largo.