Un puñado de nubes, 13

28-02-2011.
De todas aquellas noches primeras de soledad en su dormitorio, con los recuerdos tan palpables que se hacían casi físicos, hay una que no se le ha borrado a León del pensamiento: la primera. Ni el Valium 10 ni la tila doble bien caliente evitaron, pese a la relajación que le produjeron, que pudiera conciliar fácilmente el sueño. Tenía el paladar acorchado y una pesadez en los párpados que parecía que se le iban a desprender como hojas secas. Y cuando se le cerraron los ojos, la imagen que se le apareció en el entresueño no era la de su mujer ni viva ni muerta, sino la de una jovencita casi adolescente a la que tenía enlazada por la cintura bajo una brillante y abundosa yedra trepadora. No podía poner en pie en qué lugar ni cuándo. ¿Qué hacía allí en su subconsciente aquella muchacha? ¿Por qué la tenía tan cerca que podía escuchar el latido de su corazón a través de su blusa? ¿De qué se reía con aquella boca carnosa; acaso de él, de lo que le había dicho? Igualmente le resultaba extraño verse, siendo ya viejo, acercando sus labios a los de ella. ¿Qué hacían allí? ¿Se escondían? Los pájaros amparados en la yedra asilvestrada que trepaba por un muro ‑¿acaso de una iglesia?‑ no dejaban de piar. Algunos, momentáneos, abandonaban el escondite con un crujir de ala y hojas para emprender un corto vuelo y regresar de inmediato. La muchacha le ofrecía su boca para el beso. Y él, con el corazón sobresaltado, la aceptó. Pero aquel beso no sabía a fruta, ni tenía el calor de la vida. Aquellos labios tenían el color de la ceniza y un aliento a humedad de osario.

Continuar leyendo «Un puñado de nubes, 13»

Un hombre de Dios: Jesús Mendoza, 3

27-02-2011.

Por mi parte, sigo enamorado de aquella época de honradez, de sinceridad, de trabajo y de paciencia. De la idea del Dios bueno, sencillo, humilde y simpático de Jesús Mendoza. Si volviera a sus clases, me gustaría preguntarle qué opina de ese Dios ambiguo, tibio e indefinido, que nos presentan los Yanes, los Setién, o el tal Blázquez. Estoy seguro de que me contestaría con paciencia infinita, con la misma que soportaba nuestras rebeldías y afrontaba aquel torrente de preguntas maliciosas a que le sometíamos continuamente. Unas veces en materia de sexto:
—Padre, ¿bailar es pecado?
—Padre, ¿hay que confesarse por coger la mano de una chica?
—Padre, yo he visto una película 3R y no tenía nada.
—Padre, ¿es pecado besar a las chicas? ¿Y si no es en la boca?
—Padre, ¿es verdad que el órgano que no se usa se atrofia?
—Padre, ¿leer novelas policíacas es pecado? ¿Y del oeste?

Continuar leyendo «Un hombre de Dios: Jesús Mendoza, 3»

Amor

26-02-2011.
Hablarte hoy de amor, y en la situación en que estoy, es una falacia. Ya me vas entendiendo, ¿verdad, amigo Cirno? Me refiero al sentimiento. No te estoy hablando del amor que empieza y termina en la carne. Amor, como sentimiento profundo, sólo he sentido por dos mujeres: mi madre y la tierna Neubola. Y bien distintos fueron entre sí. ¿Gozar del cuerpo? Ya puedes imaginar: toda una lista de sucesos de los que apenas si guardo en la memoria un puñado, por lo satisfactorio o por lo doloroso.
Quizás por ello el amor, entonces, al ver que mi barba encanecía y el cabello me faltaba del casco, entre giros de sus alas de reflejos de oro, decidió sobrevolarme y pasar de largo. No he vuelto a sentir su proximidad.

Continuar leyendo «Amor»

Un puñado de nubes, 12

25-02-2011.
—Padre, esta es Amalia —presentaba León—.
—Mucho gusto. Su hijo siempre me habla bien de usted.
Manuel empezó a preguntarle sobre mil cosas: de dónde era, qué estudiaba, cuánto tiempo llevaban de novios… añorando, quizás, sus años de sargento en el puesto de la Guardia Civil. La madre, Ana, enseguida le dio dos besos y la rescató con el pretexto de presentarle el resto de la familia y enseñarle su habitación.
—Dormirás en el cuarto de León; y él, con su hermano Antonio.
Después de la falsa amenaza de bomba en la Facultad, ambos jóvenes se juraron amor eterno. En realidad fue él quien, en un arrebato, le abrió el corazón sellado durante mucho tiempo y vació tanto contenido reprimido, mientras ella se lo comía a besos.

Continuar leyendo «Un puñado de nubes, 12»

Por interés político

24-02-2011.
A tres meses vista de las elecciones municipales, los partidos políticos adaptan sus actuaciones a las nuevas circunstancias de la vida social ubetense. Incluso aparecen nuevos partidos, con el consiguiente aumento de la rivalidad que, en buena lid, reclaman parte del pastel que en el próximo mayo se va a repartir en el Palacio de Las Cadenas. Mientras, el partido gobernante del PSOE, busca repetir la mayoría minoritaria para hacerse nuevamente con la alcaldía. Lo tienen difícil los socialistas, si extrapolamos a Úbeda el valor que le dan las encuestas a nivel nacional y autonómico, donde se espera un auténtico batacazo. «Todo se pega, menos la hermosura», dice el refrán, y los añicos del descalabro socialista pueden salpicar hasta lo más alto de los últimos cerros de la ciudad de los mismos, si no es que le coge de lleno. Debe ser por eso que el PSOE ubetense echa toda la carne en el asador y se afana en estos tres meses en lavar la imagen negativa que han ocasionado los enormes baches en el medio urbano ubetense, en una calle sí y en la otra también, echando apresuradamente un asfalto del que, por su textura, me gustaría conocer la fecha de caducidad. A buena hora, mangas verdes, cuando la mayoría de la flota de vehículos ubetenses y de la foránea, ha quedado afectada por semejante desaguisado.

Continuar leyendo «Por interés político»

Un puñado de nubes, 11

23-02-2011.
León había llegado al bar de la cita con Amalia con casi quince minutos de retraso. Los que tardó en desviarse a una floristería para comprar un ramo de claveles. Cuando entró en el ensombrecido bar y no vio más que a dos risueñas parejas besuqueándose y a dos viejos taciturnos tomando café, pensó darse la vuelta y colocar las flores en el paragüero con la misma devoción que lo hiciera sobre una sepultura. En el fondo de sí mismo sintió como un flujo liberador que le hizo encogerse de hombros. Miró hacia la mesa en donde solía sentarse con su amigo Alfonso y lamentó que no estuviese allá.
Llevaba ya varios días sin verlo y estaba seguro de que se hubiera divertido al contarle aquella fallida “aventura amorosa”, si es que así se la podía llamar. Era como si lo estuviera oyendo:

Continuar leyendo «Un puñado de nubes, 11»

Maestruchos

22-02-2011.
Siempre se dijo que, al menos, los hijos de esos padres que querían a sus hijas e hijos, podrían acceder a la carrera de maestrillo, cosa así como de llegar y pegar, de alcanzarla con poco esfuerzo y menor inteligencia. Yo, que la hice, admito que para mis padres, como para los de otros, era la más accesible y la más económica. No debo insistir en que muchos de los que esto podéis leer convendréis en ello.
También indiqué en su momento que fue una tabla de salvación para personas que aspiraban a más y que, por unos supuestos u otros, debieron optar por ponerse a hacer esta carrera, tan devaluada. Y también es cierto que la calidad del personal salido de las aulas de las Escuelas o Facultades de Magisterio (o como se les quiera llamar ahora, que no estoy para sutilezas) no ha sido de lo mejor ni lo más idóneo. Por ahí me voy en que a las oposiciones podían acceder hace años cualesquiera que tuviesen una licenciatura adecuada (?)… Y yo me atreví a polemizar, tras un examen de las mismas, con alguien que, según me decían los concurrentes, era licenciado… ¡Como si ello le diese la infalibilidad en lo que discutíamos!

Continuar leyendo «Maestruchos»

Un puñado de nubes, 10

21-02-2011.
Los primeros meses, después de la muerte de su mujer, fueron dolorosos para León. No solo era por la evidente ausencia, sino por el sentimiento de pérdida que le arañaba el alma.
—Qué estúpido es creer que las pérdidas fortalecen el corazón del hombre, que lo hacen más duro; lo que verdaderamente le da fuerzas es no admitirlas —pensaba—.
Sobre todo, cuando su hija le propuso, desde el primer día,  que se fuera una temporadita a su casa, hasta que se sintiera con ánimos para entrar en la casa y enfrentarse con la realidad.
—Por lo menos esta noche, papá, por favor. ¿Cómo te vas a ir solo a la casa este primer día? —le rogó inútilmente—.

Continuar leyendo «Un puñado de nubes, 10»

Francisco Lozano, ¿el Gordo?

20-02-2011.
En la Escuelas de aquel tiempo, casi todos los cursos tuvieron su “gordo”. Nuestro curso también. Algunos niños estaban gordos a fuerza de ser tan buenas personas y porque el agua les alimentaba (eso se decía entonces). Algunos niños gordos tenían la expresión franca, los ojos grandes y la mirada serena y afectuosa; irradiaban una gran paz de alma y una personal satisfacción. Otros tenían la mirada honda y afilada, y unos ojos pequeños y entornados que inspiraban temor y desconfianza. Había gordos que aprovechaban su masa corporal para empujar a los compañeros en el patio y llevarse siempre la pelota, o para meterles el codo en el costado y echarlos del pupitre, cuando el profesor miraba para otro lado. Y había gordos que sufrían en silencio nuestras bromas pesadas, con paciencia infinita, sin quejarse nunca ni acusarnos jamás.

Continuar leyendo «Francisco Lozano, ¿el Gordo?»

A Jaén, a su olivar

19-02-2010.
Hoy yo quisiera cantar
a mi tierra de Jaén,
o quizás mejor diría,
un cantar a su olivar.
A ese centenario árbol
que tiñe de gris sus campos,
es fuente de riqueza,
es su caudal de trabajo.

Por sus montes, su laderas,
por sus valles y sus llanos,
todo lo puebla este árbol,
ese olivo legendario.

Continuar leyendo «A Jaén, a su olivar»