Por Dionisio Rodríguez Mejías.
4.-El cotillón de fin de año.
Nunca había visto gente tan elegante y refinada. En todas las mesas, había centros con flores y bandejas colmadas de pasteles. ¡Qué risas! Los camareros no daban abasto a llenar las copas de champán, y la gente no se cansaba de beber. Cada poco tiempo, el director del hotel visitaba alguna de las mesas, saludaba a los asistentes y les deseaba feliz Año Nuevo. ¡Qué abrazos! En la mesa del doctor Serradell, Lali Pericot no dejaba de hablar, de levantar la copa y de brindar; pero era evidente que la esposa del médico no estaba tan feliz.