Enviado por Fernando Sánchez Resa.
Querida abuelita mía:
Hoy cumples nueve décadas. ¡Quién iba a imaginarlo! Seguramente ninguno de los que acogieron gozosamente tu nacimiento, primer fruto primaveral maduro en el frío invernal del comienzo del año (aunque, oficialmente y para la historia, tu llegada conste diez días más tarde). Sí, seguramente nadie de los que vivieran ese momento imaginaría que tu vida superaría la suya, la de tu madre y la de tu padre, que te llevó, según nos has contado, envuelta en su capa a que te conociera su anciano y viudo padre, tu abuelo Manuel, con quien compartes el nombre. Aunque lo recibirías en honor de su mujer, tu abuela Manuela (matriz de tantos vástagos…), como lo ha venido haciendo, de generación en generación (al menos, que hayamos investigado, desde el siglo XVIII), tu estirpe de abuelas y nietas.