“Barcos de papel” – Capítulo 12 f

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

6.- ¡Vaya vacaciones que me esperaban!

Por la tarde, después de comer, me senté tranquilamente en el salón, pedí café y coñac ‑como un señor‑, y me puse a observar las evoluciones de los chicos desde la ventana. Lo peor era que me sentía muy solo. Nadie me prestaba la menor atención; notaba que no le caía bien a las señoras ‑especialmente a Lali Pericot‑, y tenía la sensación de que me tomaban por un pobre diablo, sin clase y mal vestido, que se había equivocado de lugar. Aquello no era como lo había imaginado. A aquella gente le gustaban las personas bien vestidas, esas que saludan haciendo inclinaciones de cabeza, con afectación y solemnidad casi religiosas.

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