
No había terminado de cerrar la puerta el hermético Navarro, cuando Juan conectó con su padre. Le contó en pocas palabras la inesperada situación: que los trámites no podrían cerrarse en un día y, sobre todo, que la gestión costaría tres mil euros.
—¿Cómo? —se oyó gritar la voz de León—. ¿Pero se ha vuelto loco Navarro? Eso es un chantaje.
—Pues es lo que hay, papá. Sin esa suma no hay papeles. Y, sin los papeles, Rosalva…