Voy a aprovechar que el autor don Manuel Jurado y un personaje suyo, llamado León, están conversando sentados tranquilamente en un banco de los jardines de Buhaira, para confesarte, amigo lector, que, como narrador de esta Nube, empiezo a estar un poco mosqueado, porque a mi entender el personaje Alfonso se está alejando demasiado de la historia. Creo que ello es debido a dos razones:
En primer lugar, porque desde hace tres o cuatro Nubes, el autor ha dispuesto que el protagonismo de la historia recaiga sistemáticamente en León, en sus hijos Juan y Teresa, en Aymara y Amalia e incluso en el insulso Indalecio, el propietario de La Luna. Y, en segundo lugar, porque la narración se está desviando hacia recovecos que se pueden calificar de antagónicos y que, además, no tienen nada que ver con la historia principal, que es actualmente la liberación de Aymara. Y explico lo de «recovecos antagónicos».