Un puñado de nubes, 54

10-06-2011.

No fueron fáciles las gestiones que Juan tuvo que hacer en el banco. Procuró seguir al pie de la letra las instrucciones de su padre. No era una cantidad habitual que un cliente retirara sin previo aviso. El cajero puso algunos reparos.

Había pasado casi una hora, cuando subía de nuevo la escalinata de la entrada de la comisaría. La cola de peticionarios de documentos no parecía haber menguado. Le preocupaba Rosalva y no se entretuvo nada más que para hablar con el policía que cubría la puerta. ¿Cómo habría llevado la espera allí sola, en aquel despachillo destartalado?

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