“Barcos de papel” – Capítulo 20 b

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

2.-“El Málaga”. ¡Cuánta gente admirable se conoce en la calle!

Los informes los hacía a mano a última hora de la mañana en el Doria, la cafetería de la esquina entre la Rambla de Cataluña y la calle Córcega. Allí conocí a “El Málaga”, un limpiabotas de aspecto agitanado, simpático y buena persona, que empezaba la jornada a las ocho de la mañana en el Sándor y terminaba a las diez de la noche en la terraza del Plaza, junto a El Corte Inglés de plaza de Cataluña. Qué mérito tienen algunas personas. Venía hasta adonde estabas sentado, te ofrecía un cigarrillo y, si le decías que no necesitabas sus servicios, respondía.

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63. Camino de Extremadura

Por Fernando Sánchez Resa.

Los días iban pasando pacíficamente en esta pequeña población jienense (Lupión), haciendo soñar a toda la tropa y sus mandos que con este ambiente de paz y tranquilidad se terminaría la guerra. Pero como “los sueños, sueños son” (según Calderón de la Barca), pronto se desbarataron ante la cruda realidad…

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La estatua

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

Las obras de remodelación de la plaza de Andalucía de Úbeda llevó consigo la retirada, temporal se dijo, del grupo escultórico del General Saro (Leopoldo Saro Marín, cubano de nacimiento y ubetense de adopción). Se refiere Ramón Quesada en este artículo a la demora en su reposición, una vez terminados los trabajos. Muchos quisieron ver, en este retraso, una remisa voluntad de restitución motivada por la “supuesta” adscripción política del militar. Su figura, acribillada a balazos desde antes de la incivil guerra, puede ser algo significativo.

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“Barcos de papel” – Capítulo 20 a

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

1.-Un golpe de suerte.

Aunque yo era un estudiante que trabajaba y el dinero no era la mayor de mis preocupaciones, no podía por menos que sentir cierta inseguridad ante mi falta de recursos. Pronto haría dos años que había llegado a Barcelona y, si quería llevar una vida social aceptable, no podía esperar a terminar la carrera. Tras mi conversación con el padre de Roser, calculé que cuando pagara la pensión de enero, mi capital no superaría las cinco mil pesetas. Volví a comprar La Vanguardia y a enviar currículos en busca de alguna actividad más lucrativa que hacer paquetes y barrer la imprenta; pero, por suerte, a finales de febrero recibí una carta que resolvía mis problemas más inmediatos. Era del gabinete jurídico Borrás Asociados, citándome para el día uno de marzo a las nueve en punto de la mañana en sus oficinas de la calle Córcega, entre Balmes y Rambla de Catalunya.

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62. Miliciano de cultura

Por Fernando Sánchez Resa.

Había diferentes hechos que demostraban que la cultura (en el bando rojo) era casi nula: la mitad de los soldados no sabía leer ni escribir y el resto apenas sabía estampar su nombre y apellido; incluso los jefes y oficiales tampoco la tenían, pues su vida no fue nunca de libros o estudios… Había bastantes ejemplos que lo demostraban: nuestro comisario político había sido antes camarero en un café malagueño; el jefe mayor de la Brigada, un simple chófer; y así podríamos seguir… Su falta de cultura e instrucción les obligaba a dejar los cargos de responsabilidad (como escribanías y contabilidad) en gente marcadamente de derechas; de ahí que los tuviesen constantemente vigilados… Por eso me dieron el puesto de enseñar a leer y escribir a los soldados (juntamente con otro maestro nacional), por lo que mi ocupación no era excesiva y me libraba de servicios en el cuartel y de peligros. Ejercía mi función durante dos horas diarias para, a continuación, repasar escritura y cálculo a cabos y sargentos, pues había sargentos propuestos para tenientes que no sabían dividir ni por una cifra, y otros sargentos que no sabían ni sumar…

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Versos desde el exilio

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

Llega a las manos de nuestro querido Ramón Quesada un poemario de un poeta manchego, de cuyo nombre sí me acuerdo, pero que omito para no ir por delante de la narración. Se trata de un intelectual que fue a dar con sus huesos en la vecina Francia, como consecuencia de la huida de intelectuales, tras nuestra ya lejana pero incivil guerra.

Relata nuestro articulista la clasificación de los contenidos de la obra, así mismo nos muestra una concisa pero ilustrativa exposición de su biografía.

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Mercado

Por Mariano Valcárcel González.

Uno lee informes, contrainformes, escucha opiniones y debates sobre Grecia y su drama actual y cree que vive en un mundo aparte de ese país y que allí lo que les pasa fue ya inevitable y además es que se lo merecen por malos. Son los malos de esta película bien montada y de guión sólido que está destinada (la película) a adoctrinarnos sabiamente sobre lo que nunca debiera consentirse (que sí hacerse, según quienes lo hagan).

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“Barcos de papel” – Capítulo 19 f

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

6.- Respetar a una chica.

Al día siguiente, “El Colilla” me invitó al café de Saturnino, para pulir los flecos de un nuevo proyecto empresarial que se le había ocurrido. Yo no tenía ganas de salir, pero tampoco quería quedarme en la pensión; necesitaba distraerme y no me apetecía demasiado ponerme a estudiar. Por el camino, le hablé de la comida en casa de Roser y el compromiso que había adquirido con su padre. A “El Colilla” aquello le pareció muy divertido, pero a mí me preocupaba. Nadie es feliz, si vive en el engaño, y no encontraría placer en mis relaciones, si faltaba a mi palabra. Aunque él intentaba hablarme de sus negocios y no mostraba gran interés en mis razonamientos, le pedí su opinión.

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61. En Lupión

Por Fernando Sánchez Resa.

Hicimos a pie los dos kilómetros que distan Begíjar de Lupión, mientras José Daroqui, un teniente de zapadores, iba con el caballo delante. Pero era tan oscura la noche que hasta uno de los que iban primeros cayó en un estanque de agua, al desviarse de la carretera. ¡Menudo y fresco chapuzón…!

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Los últimos de Muriano

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

Deja patente Ramón Quesada en este artículo su ferviente amor a la Patria. Recreándose en los recuerdos de la soldadesca, refiere la jura de bandera como el acto en el que se materializa el compromiso de servicio y fidelidad a la tierra que nos vio nacer; un acto que no dudó en reiterar en alguna otra ocasión. No falta en el artículo un toque de historia y las inevitables e inolvidables novatadas.

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