Por Dionisio Rodríguez Mejías.
4.- ¡Estas chicas de hoy…!
A finales de noviembre, los padres de Roser me invitaron a comer. Como yo no tenía experiencia en este tipo de situaciones, le pregunté a ella si le parecía bien que fuera, y se puso a hablarme de su padre.
—Debes tener cuidado. Es inteligente y trabajador: chapado a la antigua, pero con buen fondo. Si alguna noche llego tarde a casa, no me reprende; mira al reloj, le doy un beso y no dice nada. Pero luego, lo oigo refunfuñar y darle la lata a mi madre durante un buen rato. No te preocupes; tú le gustarás.