Odiseas telefónicas

Lo que voy a contarles no es nada novedoso (ni es la primera vez que me haya ocurrido; ni será la última…); y cualquier persona que lo lea se verá más que identificada, pues seguro que habrá vivido esta situación más de una vez.

Habiendo comprobado que la última factura de luz no concordaba con lo hablado con la operadora en días anteriores, quien me había asegurado que todo seguiría igual, a raíz de haber cambiado la domiciliación bancaria a otro banco, marco el número que por bemoles me obligan, (que no es el normal, incluido en el bono fusión al que estoy apuntado; ni el gratuito, sino otro de pago extra) y lo primero que te dicen es que se va a grabar la conversación telefónica, por si acaso; y, además, te dan de rondón una información más que subliminal, claramente tendente a hacerse su propia propaganda descaradamente, para que, cuando haya terminado, te pidan que marques el número correspondiente (1, 2, 3…), según el asunto que quieras informarte o preguntar.

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“Barcos de papel” – Capítulo 05 b

2.- Las primas y el guaperas de Balastegui.

Miró al reloj, dijo que era un poco tarde y salimos del bar. Estábamos entrando en la pensión, cuando un griterío interrumpió nuestra conversación: llantos, insultos y un portazo tremendo, que venía del comedor. Catalina llamaba al orden, pero las voces no tenían trazas de parar. Emilio me miró y afirmó con absoluta seguridad.

—Ya están las primas de pelea, por culpa del jodido Balastegui.

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Hoteles

Al contrario que lo del artículo anterior, y del auge del alquiler de apartamentos, lo que se vino prefiriendo era irse de vacaciones  a un hotel. Las amas de casa, sobre todo, lo tenían bien claro, que ahí no tengo que preocuparme de nada, que todo me lo hacen. Y básicamente es así.

Los hoteles se clasifican por estrellas, como en el ejército, y a más estrellas supuesta más categoría. Un general de cinco estrellas ya es la repanocha, pues eso, pero en hotel. Sin embargo es engañoso, no tanto en España como en Italia o Francia u otros países de larga trayectoria turística, que te ofertan o alojan en hoteles que debieron ser degradados en corte marcial hace ya años… ¿Cómo se explica?, pues que en su momento fueron buenos establecimientos según los criterios de la época, pero luego no se renovaron ni remozaron las instalaciones; no hicieron ni la más mínima reforma. Corremos un serio peligro de que esto pase también acá, en realidad ya nos pasa, que uno empieza a ver hoteles de alta graduación en los que las deficiencias son más que evidentes. Quienes tienen la obligación de inspeccionarlos de oficio, da la impresión de que son algo parcos en ese ejercicio.

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Y… la luz se hizo

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

Doce años después (1892) de que Edison patentara la lámpara incandescente (1880), aún se dudaba en Úbeda sobre la conveniencia de usar aquel “endiablado” invento para salir de las tinieblas. Ramón Quesada nos relata los quebraderos de cabeza que tuvieron algunas autoridades municipales y el promotor de aquel cambio para implantar la novedad. Era en la feria de san Miguel de aquel año de 1892, en la que se pusieron algunos focos de luz a regañadientes de no pocos desconfiados, que se aferraban a la tradición de las velas de toda la vida. Debido a esa desconfianza, se puso como condición que se complementara el invento con algunas luminarias de petróleo, por si acaso. Después de todo, razón no les faltaba.

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Notas para una antropología existencialista del amor

La filosofía existencialista, revisitada, esclarece algunos de los aspectos más profundos de una antropología del amor. El rol del amor es ser clave, rescate, pero también solución inacabada para nuestra condición humana.

Nacemos y morimos solos

El existencialismo era una posición filosófica que compartíamos los que, en los años cincuenta, empezábamos a abrirnos al mundo de las ideas, en aquellos parajes intectualmente áridos de la España de entonces. Pero que sigue siendo un sólido fundamento para una antropología del amor, compatible con las modernas neurociencias.

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“Barcos de papel” – Capítulo 05 a

1.- Los barcos de papel.

Llevaba casi dos meses en Barcelona; el poco dinero que había traído estaba a punto de terminarse y, por si fuera poco, seguía sin trabajo. Me sentía como esos barcos de papel, con los que jugábamos de niños las tardes de tormenta. Se oscurecía el cielo, soplaba un ingrato vientecillo, las ramas de los chopos tiritaban y el cielo se rompía en relámpagos y truenos para regar las tierras resecas y sedientas. Sólo se oía el rumor del viento y el temeroso canto de los pajarillos. Echábamos los barcos a un regato y los veíamos seguir el curso de la corriente, alegres y confiados, navegando sin rumbo hacia el desastre. Alguna vez se detenían agarrotados por el miedo, como si buscaran recelosos la paz del remanso o el amparo de una junquera. Me entristecía su obediencia doliente y silenciosa al empuje del agua y del viento. No podían vencer la fuerza del riachuelo, ni volverse hacia atrás, ni atreverse a saltar hasta la orilla. Un ramalazo de viento los volcaba de forma inapelable. Rotos y abatidos, se despeñaban por el barranco y desaparecían en el fondo de una charca o un barrizal.

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Un paseo por las huertas del “Mirador de San Lorenzo”, y 2

Alguien llama la atención sobre las variadas plantas que vamos observando y de modo especial la belladona (reventones, como la llamamos vulgarmente; o pistolas de dama, como se dice en francés), que es fotografiada por algunos excursionistas e incluso un amigo nos hace la demostración de su fuerza explosiva… También echamos fotos al carruécano (a muchos se les hace la boca agua: ¡qué rico está frito con aceite y ajos de nuestra tierra…!); y a otras plantas silvestres o a las propias huertanas que delatan sumo mimo.

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Un paseo por las huertas del “Mirador de San Lorenzo”, 1

Desde que Antonio Muñoz Molina estuvo en Úbeda sabíamos, por Nicolás Berlanga Martínez, presidente de la “Fundación Huerto de San Antonio”, que se iban a realizar una serie de actividades lúdicas, culturales o reivindicativas para el fin de semana de la festividad de San Lorenzo (10 de agosto).

Y, como ansiaba dar una vuelta guiada por la cornisa sur ubetense, donde todavía resisten espartanamente unos pocos hortelanos con sus pegujales o huertas, me apunté de inmediato a los paseos guiados por las huertas del “Mirador de San Lorenzo”; y animé a amigos y vecinos para que pasasen una mañana de verano diferente, divirtiéndose y aprendiendo historia agrícola y local; hollando los mismos lares que nuestros antepasados laboraron (como mi abuelo materno, que también fue hortelano), y que vivieron de este medio de vida hasta que sus hijos o nietos abandonamos el agro por la ciudad, trocando las faenas agrícolas por las intelectuales, manuales o comerciales.

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Disputa por una diócesis

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

A lo largo de este artículo, Ramón Quesada trata de hilvanar una serie de datos históricos para situar la pertenencia de Úbeda a una concreta diócesis. Ardua tarea que no llega a concluir, pues la escasez y la imprecisión de los datos impiden el propósito, pero sí resulta curioso el análisis de la exposición, en la que se remonta nada menos que a la Úbeda cristiana de la época romana.

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“Barcos de papel” – Capítulo 04 e

5.-Como un actor en noche de estreno.

Eran las doce y media cuando aparcó el coche bajo unos pinos y entramos en el Tropical de Gavá Mar. ¡Caía un sol de plomo! Nos colocamos en cuatro hamacas, las chicas en el centro y nosotros uno a cada lado. Maica pidió un café y Emilio sacó del bolso de la Merche uno de los tubos de crema bronceadora; y, entre risas y bromas, empezó a pasarle la mano por la espalda y por el resto de zonas que la chica le permitía.

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