3.- Olga.
Soy de esas personas a las que el rumor de una conversación, el televisor del vecino, o unas risas en la calle, pueden tenerme en vela toda la noche. Será por mi forma de ser o por los miedos sufridos en la infancia, pero el menor ruido me puede desvelar. A pesar de lo avanzado de la hora, no tenía sueño. Seguía con el traqueteo del tren metido en la cabeza y, cuando empezaba a relajarme con la lectura, el rumor de una agradable música despertó mi atención. Empezaba con un ritmo suave, marcado por unos leves acordes de guitarra, y seguía con una voz cálida y apacible: la voz de Simon y Garfunkel cantando Scarborough fair, de la película El graduado.