El cada día es una sucesión de fragmentos de vida que hay que saber vivir llenándolos de sentido en el instante.
No te angusties por el momento que vendrá mañana, porque quizás no vendrá.
Limítate a vivir el ahora poniendo en él el gozo que te sea posible.
No pierdas la ocasión si puedes ofrecer una alegría a tu entorno, y eso con elegancia y desinterés sin esperar ninguna reciprocidad.
Busca la belleza. Si puedes, aprende a descifrar lo que hay de bello en este instante en los hombres y en las cosas. Para verlo hay que tener los ojos iluminados.
Procúrate durante tu día esos momentos de gozo y de plenitud.
Buena suerte. Es fácil. Reconozco que también requiere un –suave‑ esfuerzo llegar a ese estado de alma. Pero es muy agradable apoderarse de esa quietud interior.