“Barcos de papel” – Capítulo 02 b

2.- El año que se helaron las cañerías.

El hermano Gutiérrez nos despertaba con tres palmadas, rezando a voces un avemaría. ¡Qué sustos nos daba! Al levantarnos de la cama, nos poníamos el pantalón, los calcetines y las botas; y, en camiseta, nos dirigíamos a los lavabos. Yo los seguía sin decir una palabra, porque en el dormitorio tampoco podíamos hablar. Poníamos el dedo debajo del grifo y, como el agua estaba fría como el hielo, nos lavábamos los ojos con mucho cuidado. A veces, nos sorprendía el hermano Gutiérrez: nos metía la cabeza debajo del grifo y allí nos tenía hasta que rompíamos a llorar. Al salir del dormitorio, empezó a nevar. Hacía un frío negro. Me tapé las orejas con el cuello de la cazadora y noté que los pies se me congelaban.

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