“Barcos de papel” – Capítulo 01 b

2. Mi amigo “El Colilla”.

Nací en Pinares, un pueblo recostado en la ladera de la sierra entre bosques de pinos y olivares, cerca de un río, alejado del tren y de la carretera general. Tenía una plaza con porches y columnas de piedra desgastadas por las inclemencias del tiempo; una iglesia con un nido de cigüeñas; una fuente; un reloj que pregonaba las horas, inexorablemente, y dos campanas que tocaban a misa por las mañanas, y llamaban al rosario por la tarde. La plaza era el campo de juegos de la chiquillería.

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El niño impulsivo e inocente

Esto era una vez…

Un niño al que no le daba vergüenza casi nada… Siempre se echaba para adelante en clase, con su mano derecha levantada, para cantar o contar cualquier historia privada o pública. Su inocencia le hacía ver la vida de una manera distinta a muchos de sus compañeros que ya estaban más resabiados…

Disfrutaba mucho con la actividad física, y no era capaz de estarse quieto un momento, pues le impulsaban su poderío físico y su cerebro, que le hacían meterse, a veces “en camisa de once varas”; de lo que (luego) se lamentaba; pero pronto volvía a las andadas…

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Docente decente

Volvió a salir el malhadado Informe PISA y volvimos a salir pisados del mismo.

Nada, que no levantamos cabeza. Que seguimos en puestos de cola para nuestra vergüenza y hay países considerados del tercer mundo que nos mojan la oreja; no digamos ya los del primero… Este, como otros temas, nos muestra a las claras dónde estamos y qué nivel tenemos internacionalmente. Habremos de admitir, sin chovinismos inoportunos, pero también sin derrotismos absurdos y deprimentes, que España, internacionalmente y en su conjunto, no anda en el grupo de las grandes potencias, ni en el de las medianas; vamos, que se nos tiene bastante poco en cuenta.

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Sobre “Tres sombreros de copa”, 2

Analiza el texto y responde a esta pregunta: ¿Te gustaría tener una vida bohemia [1] como la de Paula y Buby? Razona tu respuesta atendiendo al diálogo siguiente.

BUBY (B)

(Siempre irónico, burlón y sentimental). Sí. Yo sé que es lindo… ¡Ha sido mala suerte…! No es nada fácil descorrer un pestillo por dentro y hacer una buena escena para encontrarse con que dentro de la habitación no hay un buen viajero gordo con papel [2] en la cartera, sino un mal malabarista sin lastre [3] en el chalequito… Verdaderamente, ha sido una mala suerte…

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Monumento y flora

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

En este artículo, Ramón Quesada nos revela su acusada sensibilidad por la ornamentación de la flora urbana, tan descuidada como escasa por parte de quienes han tenido tal responsabilidad. Una carencia de la que aún “disfrutamos” como herencia y que se va superando con bastante dificultad. Ramón ya se refería a este asunto hace cincuenta y tres años, magistralmente, con un estilo literario, tan habitual en él, bastante poético y adornado con una bien conseguida y sobresaliente semántica. Quizás para llamar la atención de la manera menos incómoda posible, aunque no sabemos si la más eficaz.

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“Barcos de papel” – Capítulo 01 a

Introducción

En el año 1940, unos meses después de haber finalizado la guerra civil española, un jesuita idealista y soñador se propuso fundar una institución que acogiera a las víctimas inocentes del conflicto: los niños. Desde aquel momento tan tenebroso de nuestra historia, cientos de miles de niños andaluces se educaron en sus aulas y pudieron afrontar el futuro con seguridad y garantías. Esta es la historia de dos de aquellos niños: Alberto, “El Mosquito”, y Emilio Soto, más conocido como “El Colilla”. Esta es una historia que, como algunas películas de cine, está basada en hechos reales.

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Comida homenaje a don Fernando Sánchez Resa con motivo de su jubilación

Parador de Úbeda

29 de marzo 2014

 

Querido José M.ª:

Te adjunto este ramillete de sonetos, que glosan y retratan mi jubilación, de mi cuñado José Latorre García, hijo y nieto de insignes poetas. Tiene en su haber literario la publicación de un poemario estupendo (Desde mi atalaya, 27 de junio de 1999) y multitud de sonetos y poemas que continuamente dedica a familia y amigos, bien en papel o en servilleta, como crónicas poéticas de su acertado numen…

Con el deseo de que los publiques en nuestra página web y agradeciéndote todos tus desinteresados y valiosos servicios prestados, recibe un cordial y fuerte abrazo.

Fernando.

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Cavernícolas

¡Mira que el mártir arzobispo se está llevando palos…! Total, por decir lo que piensa el hombre. ¿No existe la libertad de expresión es este país, o eso dicen…?

Claro, claro, cierto es, que tiene todo el derecho el eclesiástico a decir lo que piensa, mas habremos de hacernos la pregunta pertinente: ¿cómo lo piensa porque es eclesiástico?; ¿cómo lo piensa como persona individual?; ¿cómo lo piensan los demás correligionarios…? En suma, cuando habla en el altar y en ceremonia litúrgica ¿cómo entender el sentido de su expresión? (Esto, en realidad, es uno de los temas alargados en el tiempo histórico, sin llegar a resolución para cualquier situación semejante).

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Sobre “Tres sombreros de copa”, 1

Analiza la situación “amorosa” entre los tres personajes de estos fragmentos de Tres sombreros de copa de Miguel Mihura.

DIONISIO (D)

No creo. Aún no son las once. Ella duerme junto a la habitación donde está el teléfono… Ya está. (Marca). Uno, nueve, cuatro. Eso es. Hola. Soy yo. El señorito Dionisio. Que se ponga al aparato la señorita Margarita. (A Don Rosario). Es la criada… Ya viene ella… (Al aparato). ¡Bichito mío! Soy yo, sí. Te llamo desde el hotel… Tengo teléfono en mi mismo cuarto… Sí, Caperucita Encarnada… No… Nada… Para que veas que me acuerdo de ti. Oye: no voy a llevar el sombrero que me hace cara de chubesqui… [1] Fue una broma… Yo no hago más que lo que tú mandes… Sí, amor mío… (Pausa). Sí, amor mío… (De repente, encoge una pierna, tapa con la mano el micrófono y da un pequeño grito). Don Rosario… ¿En esta habitación hay pulgas?

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