Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.
No sería aventurado afirmar que el otoño levanta más tristezas que entusiasmos. La pérdida de luz solar, la caída de la hoja y una climatología que ya empieza a ser adversa son unos malos augurios, entre otros, que anuncian el rigor del largo invierno. Argumentos, para defender las bondades del otoño, no faltan a quienes están enamorados de la vida, como es el caso de Ramón Quesada que, por añadidura, lo vive en la ciudad de sus amores, pleno de romanticismo y poesía.
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Otoño. He aquí algo indispensable. Si bien dicen de él, con cohibido recelo ‑eso desde luego‑, que es veleidoso y extraño, triste, húmedo y enajenado mental. Dicen que es un tanto tenue y un mucho excéntrico.