Retrocesos

Por Mariano Valcárcel González.

La física está repleta de ejemplos de fenómenos basados en todo tipo de ondas; todavía se descubren nuevos tipos, como las gravitacionales. La onda tiene un desarrollo oscilante, de valles y picos más o menos acusados y de amplitudes diversas, con frecuencias también distintas, por ello tantas clases; pero a veces rebotan y se vuelven hacia atrás. Siempre bajo el mismo modelo sinusoidal.

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“Los pinares de la sierra”, 156

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

2.- Fácil como el toreo de salón.

Al día siguiente, a última hora de la tarde, llegó Fandiño a las oficinas de Edén Park, vestido de luto riguroso. Aquellos días de ausencia habían caído sobre él como si fuesen años. Estaba tan delgado que, con aquel traje negro, la corbata y sin afeitar, parecía un espectro de ultratumba. Le dijo a Paco que llevaba noches enteras sin dormir, muerto de miedo y dándole vueltas al problema. Le aterrorizaba pensar que debía encontrarse con un salvaje como Gálvez, que era capaz de cometer cualquier barbaridad.

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“Los pinares de la sierra”, 155

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

1.-Jugando de farol.

Cuando el peligro que nos amenaza es superior a las propias fuerzas, y el miedo que sentimos se impone al que podemos soportar, de buena gana renunciaríamos al enredo en que nos hemos metido. Pero el sentido del deber nos exige que avancemos sin mirar hacia atrás, con la única esperanza de salvar nuestra dignidad como personas, aunque nos sintamos huérfanos de la seguridad y confianza necesarias.

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Yo, mí, me, conmigo

Por Fernando Sánchez Resa.

Aún recuerdo cuando aprendíamos de memoria, en la escuela primaria de mediados del siglo pasado, esta retahíla de  pronombres personales, referidos a la primera persona del singular, (y que, luego, también hemos enseñando durante muchos años en la escuela democrática española), sin saber que íbamos a llegar al estadio socio-personal en el que actualmente estamos: la exacerbación del “monoteísmo yoico”, como único Dios que merece entrega y adoración absolutas.

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“Los pinares de la sierra”, 154

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

8.- Un romance turbulento y obsesivo.

Martina se echó a reír con una risa abierta, fresca y provocadora, con esa forma de reír que tienen las mujeres que saben que son guapas, que se sienten deseadas y que les gusta sentir que las desean. Sus labios brillaban como si toda la pasión, que ardía en su interior, se concentrara en ellos.

―Y, ¿cómo dices que se llama esa teoría?

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“Los pinares de la sierra”, 153

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

7.- Martina, la guapa y escultural pelirroja.

Se fue hacia la oficina algo intranquilo. Cada vez quedaba menos tiempo para que se cumpliera el plazo otorgado por Gálvez, y no paraba de darle vueltas a la cabeza pensando que el cliente que proponía María Luisa no le terminaba de gustar. Para andar entre cosas de difuntos hacía falta un talante especial, y él prefería mantenerse alejado de las cosas del más allá, no por miedo, sino por respeto. No creía que girar un paraguas en un lugar cerrado acarreara mala suerte, o que romper un espejo supusiera siete años de mala salud; pero, si se encontraba por la calle con un gato negro, cruzaba los dedos.

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Oración a santa Lucía

Por Mariano Valcárcel González.

Alguien, no voy a decir ni el quién ni el cuándo, me facilitó sin yo pedírselo dos certificados de sendos cursos de verano en universidad prestigiosa que me podían suponer varios puntos para inflar mi currículo de actividades de perfeccionamiento y, por ende, un posible plus salarial.

Ni se me pasó por la cabeza utilizar esa documentación falsa, pues yo ni había asistido ni había aportado trabajo o informe alguno. Cuando utilicé certificaciones de actividades, cursos o cursillos lo fue porque las había realizado o a las que había asistido. Si se me compensaba con cierto aumento de sueldo, lo consideré siempre como cosa justa y necesaria. Por cierto, nunca comprendí a los “puristas” que se sentían muy ofendidos e incluso se negaban a que se diesen esos supuestos, alegando no sé qué discursos de integridad pedagógica (o de no ser manejados en su autonomía). Bueno, miento; sí que los comprendía, pero no quería entenderlo, por el trasfondo que rezumaban.

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“Los pinares de la sierra”, 152

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

6.- Un cliente problemático.

Siguiendo el programa fijado, aquella misma tarde pasó por la peluquería a saludar a María Luisa, que se sintió gratamente halagada por la visita. Le preguntó por aquellos señores tan guapos que asistieron a su boda, y se deshizo en atenciones para con él. Por Martini no preguntó, porque ya se sabe que Martini no despertaba la admiración del bello sexo. Le dijo también que Soriano y ella le estaban muy agradecidos y echaban de menos las mañanas de los domingos en Edén Park. Le indicó con la mirada que quería hablar a solas con ella, pero tuvo que esperar a que le diera los últimos toques a la permanente que le estaba haciendo a una clienta.

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“Los pinares de la sierra”, 151

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

5.- La chica de sus sueños.

Martini no acababa de creerse que aquello fuera tan fácil como decía su amigo, y sospechaba que alguna cosa inconfesable le ocultaba. Le pidió detalles sobre cuál sería su papel, pero Paco, sin prestarle la menor atención, siguió a lo suyo.

―Tú, por eso, no te preocupes. Te lo diré cuando llegue el momento. Y esta vez no será necesario que te afeites, ni te cortes el pelo, ni siquiera que lleves zapatos ni chaqueta. Tampoco hará falta que subas a la finca; solo intervendrás en labores de apoyo, tu papel durará tres o cuatro horas y, si todo sale bien, te ganarás cien mil pesetas. ¿Vale?

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De la tortilla

Por Mariano Valcárcel González.

Cuando algunos deciden que las cosas han de cambiar, que la situación actual (en cualquier lugar) no puede seguir como ahora y como antes es cuando se presenta el dilema crucial: reforma o ruptura.

De la decisión tomada depende luego el discurrir de lo que acontezca, y de ello depende, pues, cómo vayan los asuntos económicos, sociales, políticos, educativos, culturales y religiosos; es decir, todo lo que nos afecta y nos concierne. Debemos deducir de ello que no es cosa de tomar a la ligera lo que puedan decidir unos, pero que luego nos va a afectar a los demás.

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