“Los pinares de la sierra”, 148

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

2.- El peligro de contar con Roderas y Mercader.

No obstante, a medida que se acercaba la fecha, lo veía todo cada vez más negro. Disponía de poco más de una semana para hacer las gestiones más difíciles y preparar la actuación del equipo en la finca. Roderas le había dicho que una gran estafa era como representar una obra de teatro en la que todos los personajes dominan su papel: el captador, el bueno, los tapados, el cebo…, todos excepto el “palomo”, que acaba desplumado. El timador profesional nunca se sabe cuándo miente o dice la verdad ―le había dicho Roderas―. Aún tenía que hablar con Velázquez y la señorita Claudia, pedirle presupuesto al de la imprenta, ensayar escena por escena, corregir los errores y evitar que, en el último momento, nadie se echara atrás por miedo a dar con sus huesos en el trullo.

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