El día de san Isidro me enteré de que ya te habías marchado…
Me llamó Rosa M.ª, nuestra común amiga, tu “compa” entrañable, y me lo dijo: «Rosarito murió el domingo de Resurrección (20 de abril)». Me quedé anonadada. Sabía que estabas enferma y que no ibas a mejor; pero, como eras tan animosa, esperaba que la cosa no fuera tan rápida y me diese tiempo a ir a verte este verano, ya que el anterior no pudo ser.