(Diego Velázquez: Obras de juventud, 1)
Hay muchos historiadores que a la etapa sevillana de Velázquez (la primera, hasta 1623) la llaman tenebrista, y no dejan de llevar razón, pero solo en parte. Yo prefiero denominarla “Obras de juventud” porque, en ellas, el aprendizaje rapidísimo de nuestro pintor nos va desvelando el portentoso avance que experimentaría tras el traslado definitivo a Madrid en 1623, escalando poco a poco los grados posibles en un pintor de Corte. De ahí que Jonathan Brown añada, en su hermoso libro sobre Velázquez, el subtítulo de pintor y cortesano.