¡Adiós, Paquita, adiós…!

Querida abuelita Paquita:

Acabo de tomarme el último bombón al licor que me regalaste (y que tanto te gustaban), cuando ya preveías tu final, y se me han agolpado todos los recuerdos y vivencias (como a Marcel Proust al degustar la magdalena, en su libro En busca del tiempo perdido), pues hace más de treinta y seis años que te conocí…

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