Somos ricos sin saberlo

De aquello que nos rodea y es verdaderamente valioso, la naturaleza nos da mucho y gratis. Adquirir la capacidad de descubrirlo y disfrutarlo es una manifestación de sabiduría.

Lo que la civilización actual nos enseña para alcanzar la felicidad es que a ella se llega con la posesión de mercancías, a estas por el éxito, que se alcanza con la eficacia, para lo cual es necesario adquirir capacidades… para las matemáticas, el arte, la ingeniería, las ideas, el deporte. Y en ese afán por ser muy capaz se pierde de vista lo que nos rodea, y no oímos al pájaro que canta cerca de nosotros, ni nos damos cuenta de las florecillas que pisamos, ni sentimos el silencio envolvente del crepúsculo, y uno recuerda aquella parábola bíblica de alguien que, confundido por sus instintos, cambió una enorme herencia por un insignificante plato de lentejas.

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