El área occidental de la parroquia de San Lorenzo

16-10-2011.

Visita organizada por el Museo Arqueológico de Úbeda.

Autor del texto y comentarista de la visita, Juan Ramón Martínez Elvira.
Autor de las fotografías y director del Museo, José Luis Latorre Bonachera.

Incluimos en este capítulo las calles de San Lorenzo comprendidas entre las de El jurado Gómez y La Cava, de Este a Oeste, y entre las de El Santo Cristo y Miradores de San Lorenzo de Norte a Sur, incluyendo a estas dos últimas. Daremos comienzo desde abajo, para ir ascendiendo gradualmente.

 

 

 

Calle del Santo Cristo

Hasta que en 1660 tomase la actual denominación, recibió el nombre de La Chacona, correspondiente a doña Luisa Chacón, mujer del licenciado Mariño. Excepcionalmente, en 1596, también estuvo dedicada a Marcos Bautista, es­cribano de profesión. Este mismo ofi­cio fue el ejercido por Bernardino de Ventaja, quien, vecino de la calle desde 1615, acabó dando a esta su apellido. La última vez que este funcionario se menciona en los padro­nes es en 1675, lo cual, si no se trata de una sorprendente longevi­dad, da pie a pensar que hubo un padre y un hijo homónimos.

 

Miradores de San Lorenzo

Aunque su nombre más habitual fue el de Santisteban (tomado de Alonso de Santisteban, señor de ganado, que vivió en ella hasta 1575), también se de­nominó Calle del Adarve de San Lorenzo, Junto a San Lorenzo, Tras San Lorenzo, o San Lorenzo, a secas. En un par de oca­siones (1574 y 1587) aparece como Calle de Antolino, cuya viuda figura en estos años y en otros siguientes como pobre.

 

Calle de Los Hortelanos

Tras englobarse en la citada de Santisteban, a principios del XVII comen­zó a llamarse de Martín de Torres, un rico curtidor de pieles que ya aparecía ave­cindado en 1574. Mantuvo esta denomi­nación hasta el siglo XVIII, en que vino a alternarse con la de Hortelanos, que acabó desbancándola. Y alguna vez se intercaló con la de La Higuera. No obstante, en un plano de 1900 figura como Calle del Alamillo.Tal vez, a lo que hoy es tan sólo un trozo de calle sin salida, se le llamase, en 1599, la Callejuela de Peña, apellido este muy frecuen­te en el área, que era llevado por una familia de hortelanos.

Calle del Condestable Dávalos

Recibe modernamente este nom­bre en honor de Ruy López Dávalos, Condestable de Castilla durante el rei­nado de Enrique III, de quien fue su gran valido. Alguna vez (en 1575, por ejemplo) se la llamó Calle de la Puerta de Jaén, pues­to que esta se abría en su extremo de poniente. Dicha puerta de muralla fue abatida a partir de 1855. Pero la denominación más em­pleada (hasta el punto de que ha llegado hasta nuestros días) ha sido la de Calle del Pozo. Este se hallaba en el interior de una vivienda que, por tal circunstan­cia, era conocida como la Casa del Pozo. Se cita a la calle con este nombre, ya en 1548.

Callejón de Ronda

Tras el lienzo posterior de la mu­ralla, se abría paso el Callejón de Ronda, en alguna ocasión denominado también Callejón de la Puerta de Jaén, por des­embocar en ella. Fue también llamado Callejón de la Mina.

Calle Baja de San Jorge

A esta quebrada línea de callejas, a cuyo título actual no le hallamos su­ficiente justificación, corresponden, se­gún los tramos, multitud de denomina­ciones (muchas prestadas de las calles colindantes). La que se impone con más fuerza es la de El jurado Juan de Alvarado, después de haber sido tan sólo la calle De cara de Antón Merlín.

Calle de los Redondos

En sus inicios documentados, fue esencialmente la Calle del Horno de Serrano, llamado así por ser su propieta­rio don Juan Serrano, vecino de la plaza de San Lorenzo. Pero a partir de 1670 se conoció, hasta hoy, como Calle de los Redondos. Los así apellidados se mues­tran antes de esta última fecha.

Calle de Ventaja

El hidalgo Antón Merlín dio nombre a una parte de esta calle desde su primera aparición docu­mental hasta 1663, en que comienza a denominarse de El Santo Cristo. Dicha ima­gen (que lleva la advocación de Santo Cristo del Consuelo) debió co­locarse, unos años antes de la mencio­nada fecha, en el espesor de la muralla, para pasar después a su actual empla­zamiento.

 

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