El borde septentrional del Alcázar

29-10-2011.
Visita organizada por el Museo Arqueológico de Úbeda.
Autor del texto y comentarista de la visita, Juan Ramón Martínez Elvira.
Autor de las fotografías y director del Museo, José Luis Latorre Bonachera.
El extenso suelo del Alcázar ‑que pasa por ser asiento de la primitiva Ubbadza musulmana‑ se rodeó de una fuerte cerca jalonada de torres. Cuando la ciudad crece hasta su segundo con­torno amurallado, el Alcázar, en tiem­pos de beligerancia interna, se convier­te en reducto seguro de cualquiera de los bandos enfrentados.

Es por ello que ya en 1503, todavía viva la reina Isabel I de Castilla, se ordena la demolición de su defensa septentrional que, aparte de ser la más débil, era la que direc­tamente ponía en contacto a la ciudad con la ciudadela. Pero la orden no se lleva a cabo hasta 1507, estando ya en el trono la reina doña Juana.

De este tramo derruido, que abar­ca desde la torre de Ibiut o Behud hasta la de Santa María es del que vamos a tratar siquiera sea muy sucintamente.

La torre de Santa María
Todavía subsiste el contrafuerte que se le puso en 1842. En ella estuvo el reloj de la ciudad, incluso años des­pués de poner otro en la antigua Plaza de Toledo. Su campana de ronda se utili­zaba durante una hora, recién entrada la noche, para el toque de queda. Acabado este, nadie podía transitar con armas, so pena de cien azotes.
La portada Plateresca
Como ya dijimos al hablar de la Plaza de San Lorenzo, esta portada qui­zás pertenezca a la casa de Lorenzo de Medina, hermano del capitán y regidor Luis de Medina, a quien se le atribuye. Detrás se halla la capilla que fuera del comendador don Rodrigo de Orozco, erigida sobre el solar que pertenecie­ra al obispo don Diego de los Cobos. Cuando le conceden este al prelado en 1546 hablan de que por él pasaba una calleja, la que a su vez se situaba «junto a la antigua barbacana».
El Emparedamiento
Tenía tribuna que daba a la capilla de Santiago (hoy de Jesús Nazareno), existente aún en vida de Ruiz Prieto. Y enterramiento junto a la reja del coro, cuya lápida (al igual que la de los Orozco) fue quitada en la reciente y lar­ga restauración de la iglesia.
En 1965, para constituirse en sede de los Juzgados, se termina por el Ministerio de Justicia la restaura­ción de su fachada, quedando en su estado actual. Con dichas obras per­dió su patio gótico-mudéjar, salvo el brocal del pozo, que aún se conser­va.
La entrada del Alcázar
Según Ruiz Prieto, la puer­ta de entrada al Alcázar antecedía a la actual calle de María Soledad Torres. Documentos diversos así pa­recen confirmarlo. En consecuencia, junto a ella hubo de estar la Torre de las Arcas, donde se leyó la Sentencia Arbitraria.
El callejón de Ronda
La calle Alta del Salvador y su pro­longación hacia el oeste constituyeron el callejón de Ronda de la muralla sep­tentrional del Alcázar.
El Pósito y la Cárcel Real
El viejo Pósito de la calle Compañía, situado junto a la ermita de Santa Catalina, se quiso trasladar, en el siglo XVI, al lugar donde hoy está insta­lado el Cuartel de la Policía Nacional. Pero hubo fuerte oposición por parte del personero ‘procurador para entender o solicitar negocios ajenos’ y el intento no prosperó hasta que en 1558 se recibe una pro­visión real permitiendo su erección. No obstante, esta se dilató unos años, pues hasta 1584 no parece estar defini­tivamente concluido.
Junto al Pósito se instaló des­pués la Cárcel Real, mantenida en este sitio hasta 1929, en que se construyó la todavía existente en la Avenida de la Libertad.
El palacio de don Rodrigo de Orozco
Don Rodrigo de Orozco, hijo de su homónimo, el comendador de Villahermosa, comenzó alrededor de 1556 la compra de una serie de solares, ori­ginados por la venta de lo derribado en el Alcázar. De modo que, ya en 1562, se encontraba labrando su casa.
Desgraciadamente, aquel proyec­to, que hubiese enriquecido aún más el esplendor de la plaza, no terminó de realizarse y hoy sólo quedan los elemen­tos que pudieron erigirse.
El Rastro
Cercano a las Carnicerías exis­tentes en la actual calle del Prior Monteagudo, este Rastro, llamado de Abajo como aquéllas, hubo de ser más antiguo que el que hoy denomi­na a la calle que parte de la Plaza de Andalucía hacia la Cava. Se identifica con la actual calle Baja del Salvador, nacida a partir de la venta de los so­lares.
El Cortijo del Alcázar
Conocido también como el Corti­juelo, debió ser un espacio abierto situa­do en el extremo nordoriental del Alcázar, puesto que unas veces venía delimita­do por el Rastro, otras por la muralla, y otras por la Torre Behud (en la parte alta de la Redonda de Miradores). Su nombre parece indicar que, en tiempos anteriores, esta zona se reservó para el cultivo de productos que abastecieran a los moradores de la fortaleza en caso de asedio.
Juan Ramón Martínez Elvira.
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