Algo he escrito de cómo me hubiera gustado haber hecho la vida. Hoy voy a comentar cómo me complacería acabarla.
Sé que mis deseos en nada van a alterar el día y el modo en que las Parcas[1] tengan dispuesto tijeretear el hilo de mi vida. Desbocado mi mal, ni mi otrora acendrada devoción a San José me augura un sosegado remate. Antecedentes recuerdo yo del arriscado final de colegas patológicos. Que, muchos años antes que yo, hicieron esos destinos. Cuando, categórico y gratuito descartaba yo para mí esas humillantes enfermedades.
Desmintiendo los nubarrones siniestros de mi firmamento, me contentaría echarle el punto final a mi vivir biológico, lúcido, consciente. Tranquilo y en serena aceptación de la muerte. Y esperanzado en la acogida amorosa de Dios.
Este frágil, infundado deseo, no sé por qué me lleva a recordar mi grey pajarera… (Media vida se me fue en sus trinos, revuelos, colores…). Cuando alguno de mis pequeños, ‑canarios, tórtolas, jilgueros‑ enfermaban, pegadizos como cachorrillos desmadrados me seguían. Y, sentado yo, gustaban de trepar mis piernas… Y buscaban el cuenco de mis manos. Y yo que, enternecido, me sentía un poco dios en el cuidado de aquellas vidas dolientes, me desvivía por mitigarles la dureza de su mal. Y a mi modo humano, extraño sin duda a su condición pajarera, les atusaba con mimo y les decía cosas… Y si no habían cura, les ayudaba a bien morir. Acogidos en mi mano, les pasaba de mi boca a su pico buches de agua tibia, azucarada… Duda tenía yo si así les aligeraba la muerte o les prolongaba su agonía. En todo caso, yo, en el empeño, me sentía profundamente humano y universal.
Recordándolo hoy, a falta de madre, padre, hijos y nietos… pienso: “¿Quién recogerá mi último soplo? ¿Habrá una mano amiga que apriete la mía y me diga al oído «no estás solo. Dios amoroso te espera»?”.
Y me consuelo pensando… Dios, que todo lo puede y es Dios de misericordias ¿va a ser menos benévolo en suavizarme esa hora que yo lo fui con sus avecitas…?
Valladolid, 30-01-05.
[1] parca, cada una de las tres deidades hermanas, Cloto, Láquesis y Átropos, con figura de viejas, de las cuales la primera hilaba, la segunda devanaba y la tercera cortaba el hilo de la vida del hombre.
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Publicado en: 2005-04-27 (63 Lecturas).