Alzheimer

Hace poco tiempo enfermó un amigo a quien fui a visitar en el hospital en que se hospedaba; que dicho así parece que la cosa era menos grave. Habitación blanca, luz blanca de neón, paredes blancas, todo blanco, caras de circunstancias, seriedad contenida en el ambiente. Asepsia y silencio; olor a cloroformo, alcohol y lejía sobre otros; caras de sufrimiento y dolor. Un ambiente nada acogedor y desde luego nada apetecible. Preferible, según mi tío Jonás, el aire enrarecido con el humo del tabaco, la semioscuridad y el olor a vino barato de cualquier taberna.

En la misma habitación, en cama contigua, había un viejecillo de bastante edad, enjuto, piel curtida indicadora de sus actividades y trabajo, pelo canoso, mirada intensa y a veces ausente, que a ratos llamaba la atención: sus ojos inquisidores, más vivos que su cuerpo, barrían las paredes y techos de la habitación en un afán poco común de descubrir algo por ellos. Algo, que a los demás nos pasaba desapercibido, era objeto de atención, admiración y regocijo en aquel anciano delgado y vivaracho.
¾¡Ahí va otro! ¾gritaba con cierta periodicidad y cadencia.
Pobre hombre. Enfermo, mas su cara no expresaba la gravedad que supuestamente los galenos le diagnosticaron y él padecía. Una extraña paz y alegría emanaba de su figura tras cada expresión. Júbilo, diría yo que sentía aquel hombre.
¾¡Ahí va otro! ¾y esbozaba una sonrisa leve tras un renovado gesto de sorpresa.
Al principio los allí presentes hacían por ignorar las expresiones del enfermo, como si no se oyera. Vencidos por la curiosidad le preguntamos a la señora que le acompañaba qué era lo que veía pasar, por qué ¡ahí va otro!, qué tipo de acontecimiento le podía producir tamaña satisfacción y bálsamo para sus dolencias.
¾Conejos. Ve pasar conejos ¾dijo la señora.
Perdido en la urdimbre de su memoria aquel hombre era feliz. Su deterioro físico no había podido con su gran afición a la cacería de conejos.
La idea sobrevive a la acción aunque la acción sea necesaria para cazar la idea, en ocasiones.
Sevilla, junio de 2004.
11-07-04.

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