Como sé que te gusta el arroz con leche…

Creo que está bastante claro que nosotros, ‑lo digo en plural mayestático, como habla el Rey y las personas importantes‑ no estamos de acuerdo con todo lo que hacen o dicen nuestros gobernantes o gobernantas. Esta postura nos mantiene vivo el espíritu crítico y la disconformidad de los años de juventud a los que con pasión nos aferramos. Por otra parte, como quienes nos conocen saben de sobra que somos dados a la burla inofensiva, disculpan y aceptan sin más nuestros comentarios. Como debe ser.

La conocí hace dos años en la Feria Inmobiliaria de Barcelona. Yo estaba trabajando en el stand de una importante empresa y enseguida quedé prendado de su belleza morena y airosa. Ella, nos miraba desde las alturas del cargo, de ministra de cuota, como una diosa desde el Olimpo ¡Qué maravilla! El año anterior, la estrella de la feria fue Rodrigo Rato. ¡Qué diferencia! Sin corbata, con la chaqueta abierta, más parecía un tratante de ganado que un ministro de Economía del Gobierno de España. En cambio, ella, ¡qué porte! Rodeada de autoridades entre las que blanqueaban el alcalde Clos y el presidente Maragall, hablaba y movía las manos con gracia, garbo y salero (que rima con zapatero).
Por un momento, se detuvo ante la gran maqueta del Forum de la Culturas y escuchó, sin demasiada atención, ‑¡hay que decirlo!‑ las explicaciones de los arquitectos autores del proyecto. Un grupo de curiosos se arremolinó en torno al corro. En aquel momento, las cámaras de televisión buscaron el rostro ministerial y ella, entonces, compuso su mejor sonrisa y se dispuso a deleitarnos con su cálido verbo. ¡Qué concisión! ¡Que acento tan extremeño y tan delicioso! Qué gracia al cambiar las eses por las zetas. La luz de los focos la deslumbró por un instante; y ella, con una clase exquisita, sacó del bolso un pañolito de papel y enjugó la lagrimilla y el rímel que, sin duda aquella mañana, se había aplicado generosamente. ¡Qué delicia!
Desde entonces no olvido los ojos de mi ministra; verdes y negros como los colores de la bandera de Extremadura. Bravíos y seductores, sombríos y misteriosos.
Un día, leí unas declaraciones suyas que, sin duda, la oposición de “mente obtusa y corazón emponzoñado” debió manipular. Le atribuían unas “soluciones habitacionales” a base de construir pisos de treinta y cinco metros cuadrados de superficie. ¡Qué maldad! Después, la criticaban por las dimensiones de su despacho ¡Qué vileza! Luego, su chalet y su finquita ¡Envidia cochina! Y últimamente, no paran de desprestigiarla por ese departamento de nombre tan rimbombante: “Sociedad Pública de Arrendamiento de viviendas” que parece que ya ha conseguido alquilar siete u ocho pisos en todo el territorio nacional. ¡Para que luego digan!
Influenciada, sin duda, por un gobierno al que pides clases de religión y te ponen más horas de gimnasia, solicitas más autogobierno y se sacan de la manga un estatuto, la ministra de los ojos verdinegros, de repente, ha puesto los brazos en jarras y, cansada ya de tanta especulación y tanta espiral de precios en las viviendas, ha encontrado la solución para terminar con la dichosa “burbuja inmobiliaria”.
“Como hace tantos años que buscáis piso, aquí está vuestra ministra para regalaros unas zapatillas”.
Fiel reproducción de aquel dicho andaluz “Como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo”. ¿Verdad que parece broma? Pues no señor. La solución no está en construir más viviendas de Protección Oficial sino en lucir unas zapatillas ministeriales en las manifestaciones, en ciertos programas televisivos o en demostraciones deportivas de perfil bajo.
De todas formas, y como me he propuesto ser comprensivo, os envío el contenido de la medida y la dirección de web, ‑www.kelifinder.com‑ para que los interesados podáis ampliar detalles. Posiblemente, las zapatillas gubernamentales no resuelvan el problema de la vivienda, pero gracias a ellas quizás surjan legiones de futbolistas, guapos y elegantes, como David Beckham, o virtuosos del gol y el salivazo como Samuel Eto’o, que jueguen en equipos tan importantes como el Real Madrid o el Barcelona y puedan comprarse los pisos al contado. Y todo ello gracias a la ministra de mis ojos.
Barcelona, 1 de marzo de 2006

Editado el 02-03-06. Lecturas: 64.

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