Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5.- Empapado en sudor, y sin aliento.
A los pocos minutos apareció Portela, muy nervioso, al oír a Roderas llamar «Por favor» para preguntarle si necesitaba ayuda.
―No, señor, muchas gracias. El Vicepresidente General ha tenido la amabilidad de saludar a estos señores y ahora vamos a estudiar la inversión que más se ajusta a nuestros intereses.
Luego, en un aparte, le preguntó en voz baja.