Nueva presentación

Por Fernando Sánchez Resa.

Como todo abuelo que se precie, me interesan sobre manera los avatares y el crecimiento de mi primer nieto literario, “Primavera del sentido”, que ya tuvo su bautizo social en la mágica Sinagoga del Agua de Úbeda (Jaén) el pasado 18 de noviembre de 2017, y que, en este caso, viajó a la capital del Turia el 10 de marzo de 2018, próximas ya sus famosas Fallas, para que se conociesen mutuamente y mostrar su belleza y valía.

Por eso, la afamada Librería Clarión, sita en carrer José María de Haro, 51, de Valencia, promotora de todo tipo de actos culturales, invitó a la autora del poemario “Primavera del Sentido”, Mónica Sánchez Latorre, para que –con su dulzura y sabio verbo característicos– hiciese la presentación correspondiente en la dinámica sociedad valenciana, arropada por la gestora cultural Mila Villanueva, directora de la Asociación Concilyarte, y el propio librero, José Seoane, gurú entendido en las lides literarias y en el mundo de las letras.

Al vivir yo ya en Sevilla, gracias a mi otro nieto físico (Abel), hube de desplazarme con mi esposa en el AVE, a la velocidad de vértigo que le caracteriza (en algunos tramos, a más de 300 km/h), para estar presente ese sábado, a las siete de la tarde, en la recoleta sala de lectura de la Librería Clarión y ser testigos directos de una nueva presentación, con un novedoso enfoque.

Si el viernes lo empleamos en viajar y deambular por la noche valenciana, el sábado amaneció un tiempo primaveral con sol espléndido que auguraba un día caluroso. Por la mañana, nuestros amigos Maribel y Enrique fueron cicerones avezados, mostrándonos lo más destacado de esta linda ciudad mediterránea que estaba pletórica de luz, sonidos y cohetes, donde las Fallas ya se estaban preparando y las mascletás, diurna y nocturna, nos sorprenderían gratamente.

Mas, por la tarde, el tiempo cambió drásticamente y las nubes y tormentas se apoderaron de la ciudad de manera que nos costó lucha y tesón poder encontrar un bus que nos llevase a la Librería Clarión, ya que ni taxis ni autobuses entraban al centro, que era donde estábamos hospedados. Quizá era premonitorio que tras la tormenta vendría la calma, como así fue.

La librería fue un oasis de paz y entendimiento, un ungüento para el alma. Allí fuimos testigos de una puesta en escena intimista, principiada por Jose, el librero, continuada después por Mila, la presentadora (su intervención llevaba un título muy sugerente, “Jardinera de amapolas”) y rematada por la soltura de Mónica, cuya intervención derivó en una lección magistral de poesía y vida.

La presentación del libro fue muy diferente a la de Úbeda, pues, pese a estar estructurada en discursos individuales, las voces de los tres intervinientes acabaron hilvanándose en un único diálogo que, como la resolución del cubo de Rubik, nos hicieron descubrir la riqueza y complejidad del poemario, el cual, según a qué claves atendamos, puede leerse a distintos niveles de profundidad.

Mi ilusión de abuelo iba cabalgando libremente desde que me anunció mi hija esta nueva presentación, pues sabía que yo tenía que asistir y disfrutaría con este nuevo corolario intimista entre tres auténticos sabedores de la poesía en general y del poemario de Mónica en particular, resaltando los parabienes –merecidos y no gratuitos– por ser ella una gran creadora, ya con su edad; y más en algunos de sus  poemas –que declamó la autora–, que ya apuntaban maneras de gran poeta a sus dieciocho años.

Jose, el librero, afirmó que este libro contenía poesía auténtica, poesía genuina y que el inconsciente iba brotando por cada uno de sus poemas… Después, la poeta Mila Villanueva fue desvelando cómo le había impactado su lectura, tras ir conociendo a su autora en un encuentro de escritores anterior, sorprendiéndole su dulzura y su generosidad.

Hubo risas, expansiones y anécdotas curiosas tanto de los tres componentes como del público, cuyas contribuciones sirvieron para complementar el cuadro de significaciones y resonancias que este primer poemario de Mónica nos propone y/o sugiere.

Habíamos disfrutado de una mañana de intensa amistad y de una tarde de gozo familiar que se entreveraron, formando un binomio felicidad–regocijo que difícilmente se alcanza en otros lugares o momentos, por lo que volví a tocar el cielo, como me pasó en la primera presentación de la Sinagoga del Agua; pero por argumentos y razonamientos diferentes, pudiendo saborear cómo crece en sabiduría y edad mi primer nieto literario, y cómo va entrando en sociedad, con buen paso, codeándose con escritores y gente del gremio que sabe apreciar su valía y su apelación constante a los fundamentos, devenires, sentimientos y emociones que jalonan su vida.

En el mencionado acto, fueron aflorando sentencias de grandes poetas (San Juan de la Cruz, Antonio Gamoneda, Vicente Gallego, Jaime Gil de Biedma, Rubén Darío, Guillermo Carnero) referidas al proceso de creación poética en general y particularmente al de “Primavera del Sentido”, citas que fueron marcando una ruta a través de la simbología del tarot, el diálogo entre poemas e ilustraciones o el nacimiento y la evolución de la voz poética.

Se anuncia, pues, un luminoso futuro para “Primavera del sentido”, que seguirá viviendo nuevas andanzas por toda España. La próxima, en la Feria del libro de Sant Jordi, en Barcelona…

Sevilla, 18 de abril de 2018.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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