Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5.- En la boca del lobo.
La discoteca Bikini era la sala de fiestas más emblemática de la zona alta de la ciudad. Para distinguirse de los locales de la competencia, la dirección incorporó una pérgola, una bolera, y un mini-golf que muy pronto captaron la atención de una clientela compuesta por jóvenes melenudos, parejas formales, artistas, bohemios y chicas de vida alegre, que al terminar sus ocupaciones en Míster Dólar iban a bailar los ritmos de moda llegados del extranjero: el twist, la yenca y el rock and roll.