Por Dionisio Rodríguez Mejías.
1.- Una solución desesperada.
Aquella noche, Paco estuvo dando vueltas en la cama sin poder dormir. Conocía qué clase de hombre era Donato Gálvez y sabía que no conseguiría aplacar su rabia si no encontraba una solución que lo tranquilizara. ¿Pero de dónde sacaba un cliente dispuesto a comprar nueve parcelas, mal orientadas y hundidas en un barranco? Y lo peor era que, un par de meses antes, Gálvez se había enterado de la subida de precios y no estaría dispuesto a vender por menos del doble de lo que había pagado.