“Los pinares de la sierra”, 137

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

5.- El hombre fatídico.

Mientras tanto, el señor Gálvez esperaba, en vano, la llegada de Fandiño, para quitarse de encima las parcelas como le había prometido. Le costaba aceptar que aquellos aprendices de estafadores se hubieran atrevido a engatusar a un hombre como él, pero cada día que pasaba lo veía más claro En sus continuas idas y venidas a la finca, comprobaba que las cosas iban de mal en peor. Las obras no avanzaban y lo poco que habían edificado se iba deteriorando por falta de atención. Dominando la rabia que le quemaba por dentro, recorría las calles, la piscina y las pistas de tenis. Esperaba la llegada de los autocares, observaba los movimientos, los gritos, las carreras y el teatrillo de los vendedores. Otra cosa más: no tardó demasiado en constatar que ya no quedaba ninguno de los compañeros de Fandiño que él había conocido. Ahora eran más jóvenes, más bullangueros y menos respetuosos; incluso había oído que algunos tuteaban a los clientes. Hasta que un día, harto de jurar que mataría a quienes lo habían engañado, se presentó en el despacho de Paco, sin avisar, precisamente la misma tarde que habían comprado los papás de Loli.

Continuar leyendo «“Los pinares de la sierra”, 137»