Por Dionisio Rodríguez Mejías.
7.- El delito de forzar las ventas.
Semana tras semana, el señor Gálvez se convirtió en visitante asiduo de la finca. Con aparente serenidad, saludaba a Paco, le preguntaba si tenía noticias de Fandiño, y cuando le contestaba que el gallego no había vuelto a ponerse en contacto con la empresa, lanzaba una sonora carcajada y decía como si se tratara de una broma ocurrente.