Noventa y dos

Por Fernando Sánchez Resa.

Estrenamos año, querida mamá, con la alegría de saber que, al fin, ha llegado tu onomástica y aniversario, cual regalado y merecido doblete, en el que se condensan tanto cariño y empeño. Y todo ello, gracias a que tus padres (mis abuelos), Antonio y Josefa, tuvieron el acierto y la obligación de ponerte el nombre de Manuela, coincidiendo milagrosamente con el día de tu nacimiento.

¿Quién nos iba a decir que tú serías la más longeva de toda tu familia paterna y materna; incluso superando a tu marido (papá), que ascendió, como un relámpago, al cielo de los justos a los 91 años?

Llevas toda una vida sirviendo de consuelo a tus padres, hijos, nietos y biznietos (¡y que ya tienes ocho!); y ahora es, precisamente, cuando más nos necesitas a todos, pues tu desvalimiento va en aumento en ese viaje de retorno hacia tu lejana infancia. Por eso, es hora de que te devolvamos el amor, el cariño y la dedicación que tú siempre nos has regalado.

Como lo importante en este día no son los regalos materiales sino los intangibles (y menos para ti, que te encuentras en esa etapa de la vida en la que se está de vuelta de muchas cosas), has recibido la visita, el cariño y los besos que te mereces de todos los integrantes de tu extensa y poblada familia; a excepción de los lejanos que te han llamado por teléfono para que sintieras de cerca el afecto y amor que todos te profesamos. No obstante, no podía faltar algún que otro regalo práctico para la cocina y la tarta de chocolate y nata que tanto te gusta, para que soplases con firmeza y seguridad esas dos velas encendidas que lucían sobre ella y representaban tantos años intensamente vividos…; todo ello, con el fin de rememorar nuevamente el cariño y el amor que te mostramos, diariamente, todos los integrantes de esta gran familia que papá y tú fundasteis hace más de setenta años.

 

En este día tan señalado, todos te deseamos salud y felicidad (por ese orden), mientras Dios te tenga entre nosotros. Y tú, consciente y lúcida aún, aunque con disminuida audición, has sabido agradecerlo regalándonos tu mejor sonrisa y agradecimiento en este día tan especial que siempre nos trae tan buenos augurios y esperanzas.

Con esta sencilla misiva quiero que sepas lo mucho que te amamos y que le pedimos al Señor que te tenga entre nosotros mientras lo crea necesario; aunque también oramos para que tu tránsito a la otra vida sea lo más rápido y liviano posible.

Hoy queremos rendirte tributo de gratitud y admiración por lo buena persona que siempre has sido, tan cariñosa y empática con todo el mundo, siempre identificándote con la persona necesitada de cariño o ayuda.

Trataremos de dulcificarte esta dura etapa de la vida, recordando siempre que fuiste madre irrepetible en tu búsqueda, dura e irremediable, del claustro materno terrenal.

¡Y recuerda siempre, con nuestros más sentidos besos, abrazos y hechos, que eres la madre (abuela y bisabuela) ejemplar que nunca queremos perder!

fernandosanchezresa@hotmail.com

Deja una respuesta