Las islas inventadas, 01

Por Manuel Jurado López.

Las islas inventadas,

brillantes y rocosas,

surgen de un mar de espumas.

 

I

Cierta manera de colocarse las lentes

 

I

Tras la tormenta queda

una desesperanza:

un periódico abierto

junto a un vaso de vino

y un puñado de pétalos

mordidos por los fieros

gusanos del granizo.

Negro el mar que se yergue.

 

II

La temblorosa cinta gris

de pájaros que pasan,

suspendidos y dóciles,

deja una frase escrita,

indescifrable;

quizá cuando regresen

los pájaros violetas

habremos aprendido su alfabeto.

 

III

Te hablé de mí

como de mi enemigo;

no me dirás que no te fui sincero.

Yo no tenía nada más que un viejo

coche, dos cuadernos de versos, otras

novias con retratos y cartas

y mi marcado acento de extranjero.

 

IV

Imaginé el alma silenciosa

de la espuma que queda desmayada

en el borde arrogante de las rocas.

Imaginé la pureza del aire

y nubes de pájaros dorados

sobre la arena negra.

Imaginé una torre

en un tablero azul con piezas grises,

y el disparo de un trueno

y la llegada a puerto de los náufragos.

juralopez42@msn.com

 

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