Conocer Úbeda, 07a

Puntuales, como siempre, comenzamos la visita programada. Hoy es la iglesia de San Miguel (de los padres Carmelitas Descalzos) y el Oratorio de San Juan de la Cruz… La mañana se presenta con factura veraniega de auténtico marchamo…

Antes de comenzar, se han estado congregando los incondicionales (y bastantes más), por lo que se pasa una hoja de recogida de firmas para pedir que Úbeda tenga sus monumentos públicos abiertos los fines de semana y que el turista/viajero no se encuentre solo con fachadas e imaginación que ponerle a su visita turística… También se entregan cuestionarios para saber si se quiere pertenecer a la asociación Úbeda por la Cultura, en qué materias se está dispuesto a colaborar y qué temas culturales se prefiere tratar…

En este sábado, 22 de junio, nos hemos vuelto a congregar un compacto grupo de amantes de la historia y de la monumentalidad ubetense… La mañana ya es calurosa y agradable (como la alegría del escolar que ya ha finalizado sus tareas escolares y ha cogido las vacaciones veraniegas…). Nosotros finalizaremos estas visitas la próxima semana, precisamente en las Carmelitas Descalzas de la calle Montiel.

Empieza, Francisco Javier Ruiz Ramos (presidente de Úbeda por la Cultura), diciendo que seguimos con las visitas de Úbeda y que para la primavera próxima las retomaremos recorriendo los contornos de nuestra ciudad; también da las gracias por nuestra asistencia…

Presenta al doctor en historia, Vicente M. Ruiz Fuentes, que es un claro y necesario referente para todo estudioso de nuestra ciudad. Hizo su tesis doctoral sobre el siglo XVI en Úbeda y tiene numerosas publicaciones, artículos… Lleva muchos años en el Archivo Histórico de Úbeda, a disposición de cualquier investigador o amante de la historia de Úbeda, «menos cuando está de vacaciones», agrega él…; y todos reímos.

Después toma la palabra Vicente para dar las gracias a todos (asociación y asistentes) y comienza haciéndose una reconsideración: «en el último tercio del siglo XVI, Úbeda tenía de 17 000 a 20 000 habitantes; pues lo que se hace para averiguar los habitantes de una ciudad (o población) es mirar el padrón de contribuyentes y (su número) multiplicarlo por tres. Pero es que, si se multiplica por cinco, saldrían 27 000 habitantes, con lo que entonces Úbeda hubiese tenido más población que la ciudad de Toledo…».

Entonces había aquí mucha riqueza, proveniente de los oficios y servicios que tenía nuestra ciudad, además de ser una población agraria, y de las rentas de la nobleza media y de la hidalguía, cuyas limosnas iban a parar a este u otros conventos. La construcción de este convento (que va a ser casi el último que se haga), pues el más próximo (el de S. Andrés, donde hoy está el IES Francisco de los Cobos) se negaba a su erección, porque le supondría importantes mermas en sus ingresos por limosnas… En esas fechas, nuestra ciudad tenía nada menos que trece conventos… Es en 1585 cuando se tiene constancia escrita de la autorización conventual y donde dice cómo se está haciendo este convento.

Hay una primera referencia a su portada (que es del siglo XVII) por el cantero Martin López de Alcaraz, que es quien la diseña; era el segundo del escalafón, después del afamado Andrés de Vandelvira… (sin saber si es la original). Y en 1671 se hacía el altar mayor… Luego llegará el asentamiento de los franciscanos recoletos de San Antonio y la desamortización, quedando esta iglesia abandonada. Llegó a ser, incluso, casa de vecinos… La Guerra de la Independencia y la ocupación francesa la estropean aún más; hasta que se inaugura en 1927, construyéndose de nuevo, ya que sólo quedaba la fachada, de factura sobria y moderna, con planta de cruz latina, tres naves y airosa cúpula sobre el crucero…

La fachada es de un típico esquema carmelitano (muy similar a otras): austera; con portada principal o puerta y dos ventanales laterales; y el cancel que impide la funcionalidad de ambas ventanas laterales, que pudieron ser puertas… Es un templo basilical, pues estas ventanas simulaban dos puertas laterales…

El San Miguel de la portada es obra de Marcelo Góngora quien, además, pagó su valor (entre 15 000 y 20 000 pts.); por lo que es propiedad del mencionado autor y no del convento.

Entramos a su interior. Nuestro guía nos habla del pleito por la capilla mayor (que duró mucho tiempo), construida (entre 1630 y 1640) por una persona con derecho a enterramiento… Se conserva el documento y los planos en el archivo de Granada. Es una iglesia sencilla, en su construcción, con gran bóveda (con motivos de los siglos XVI-XVII) y con la austeridad constructiva que le caracteriza… Los monjes llegan después de la guerra civil, en los años 40, construyendo el coro y todo lo que vemos ahora. En el altar mayor hay un enterramiento.

En un periódico ubetense (La Provincia), en su último ejemplar de 17 de junio de 1937, explica bien claro dónde había estado enterrado San Juan de la Cruz: en el claustro; ya que era costumbre poner sus restos allí, con el fin de ser pisados (como diciendo: «no valgo nada y me pisáis…»). ¡Lo mismito que la altanería que tenemos hoy en día…!

Los frescos son de los años 60 del pasado siglo. ¿De Matías Crespo o de Marcelo Góngora? Hay discusión al respecto entre los asistentes a la visita y no se llega a ninguna conclusión…

Caminamos hacia el altar y damos una vuelta circunvalando la iglesia; también se echan muchas fotos, a pesar de está un poco a oscuras, admirando el balcón tribuna y los cuadros de Manuel García Villacañas, entre otros elementos que hay en el templo…

Ahora irrumpe bruscamente en la iglesia un grupo de jubilados invadiendo nuestro espacio vital, charlando y echando fotos por doquier (como le suele pasar a todo turista ansioso y acaparador que sólo quiere llevarse fotos, que pocas veces verá. Es el exagerado afán de tenerlo todo grabado en la cámara y no en la retina o memoria).

Salimos afuera y, en la sombra, nos explica someramente la portada del Oratorio de San Juan de la Cruz. Después, entramos al museo cuyas once salas iremos visitando un tanto rápida y deslavazadamente… En la primera, nos habla de la mesa donde estuvo depositado el cuerpo muerto de San Juan de la Cruz, que se salvó de la quema de la guerra civil; aunque Vicente afirma que lo que se quemó (según cuentan algunos) es, en realidad, mucho menos de lo que se llevaron al calor de la revuelta…

Echamos un vistazo y atendemos a las someras explicaciones que nos da el guía de esta primera sala y sus reliquias museísticas…

fsresa@gmail.com

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