Deja fuera el desorden,
la tempestad, la daga,
los altos honorarios
que das a tu abogado,
el estuche con la pulsera
para tu amante,
tus ocultas dolencias.
Entra sin ti, contigo
a solas, no pronuncies
Su Nombre y arrodíllate,
escucha cómo un río
interior fluye y limpia
las orillas de tus remordimientos.