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Mes: febrero 2013
21. Fuga del hospital
Cuando llevaba algo más de tres semanas, “haciendo que trabajaba”, se produjo un cambio radical en el hospital y todas sus dependencias: una mañana, irrumpieron cuatro mujeres (que se titulaban enfermeras) y que venían para hacerse cargo del hospital, por expreso deseo de su director, sustituyendo a las Hermanas de la Caridad, a espaldas del Frente Popular de Úbeda, que prefería que siguieran éstas (pero vestidas de seglares)… Los cuatro milicianos que acompañaban a aquéllas tomaron por asalto las puertas del edificio, no permitiendo que nadie entrase o saliese sin ser registrado: quitando dinero, medallas o escapularios, incluso profanando hasta un santo Cristo que pisotearon…
Jaque mate al diálogo en dos “nivolas” de Unamuno, 07
Las partidas de ajedrez en La novela de Don Sandalio, jugador de ajedrez.
En el Prólogo a la novela, Unamuno escribe:
«No hace mucho recibí carta de un lector para mí desconocido, y luego parte de una correspondencia (21 cartas en total) que tuvo con un amigo suyo (sabremos que se llama Felipe) en donde le contaba el conocimiento que hizo con un Don Sandalio, jugador de ajedrez, y le trazaba las características del Don Sandalio».
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Normas administrativas y técnicas para los proyectos de granjas de pintadas, 13
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Fanatismos
Nos manejamos como falúa (1) entre temporal extremo, ahogados por las tremendas embestidas de unas olas y de un viento huracanado que juegan como los gatos antes de decidir si nos lanzan el postrero zarpazo para hundirnos.
Somos o nos encontramos tan débiles e indefensos que no nos atrevemos ya ni a luchar. Nos dejamos, no más.
Contrariamente ante esta nuestra actitud derrotista, suicida, los hay que enfrentan los temporales con tales fuerzas e ímpetus, con tales convencimientos, que para ellos no existe nada que pueda derribarlos. Son de ideas tan fuertemente incrustadas en sus cerebros que, a pesar de ir en el falucho y de llevarlo anegado de agua, a pesar de ver que a su alrededor los demás perecen, creen firmemente que con ellos no va la cosa, que ellos sobrevivirán, porque su fe, su creencia, su doctrina así se lo afirma y promete. Y si está basada en mentiras reiteradas, da igual, que de tanto reiterarlas se hacen creíbles y creídas.
Jaque mate al diálogo en dos “nivolas” de Unamuno, 06
Como no todo lector tiene la obligación de conocer tanto Niebla como La novela de Don Sandalio, jugador de ajedrez, voy a resumir y contextualizar los capítulos escogidos de cada novela una de ellas.
En el cap. III de Niebla, el protagonista A. Pérez ha ido al casino para jugar la «cotidiana partida de ajedrez» con su amigo y mentor Víctor Goti. Partida que, como las demás, es un mero pretexto para hablar de otras cosas. Y, aunque es de suponer que en los capítulos que preceden y siguen a este III, A. Pérez y V. Goti han jugado y siguen jugando al ajedrez durante esos encuentros en el casino, sin embargo, ni antes se mencionó dicho juego ni se volverá a hablar de él en la novela. Por lo tanto, en este cap. III, tenemos, en rigor, la única partida de ajedrez de Niebla. Capítulo corto, como es costumbre en la narrativa de Unamuno: poco más de dos páginas en la vieja y conocida edición de Espasa-Calpe. El capítulo se reparte en dos fragmentos, diferentes textualmente y cuantitativamente dispares: el dedicado al diálogo, propiamente dicho, ocupa los dos tercios de la totalidad, mientras que en el otro tercio tenemos el monodiálogo o “diálogo en silencio consigo mismo” del protagonista Augusto Pérez.
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20. Buenos oficios
Como vengo refiriendo, Alejandro Moraga (el dirigente socialista) hizo buenos oficios con nosotros, pues gracias a él nos libramos de muchísimos peligros ‑sin eliminarlos del todo…‑ y pudimos pasar los días más tranquilos. Hay que reconocerlo: puso su voluntad y su buen corazón para ayudarnos y favorecernos. ¡Lástima que estuviese tan aferrado a las ideas y doctrinas socialistas! A pesar de ello, permitió a la superiora del Hospital que yo celebrase la santa misa el último del mes de agosto. Me llamaron muy de mañana, mientras dormían los enfermos. Me vestí deprisa y, con los zapatos en la mano, me dirigí al oratorio privado de las Hermanitas para ofrecer el santo sacrificio y darles la comunión. Me volví dando un rodeo para despistar, pues habían empezado a levantarse algunos enfermos. A cualquiera le parecería que venía de perpetrar un horrendo crimen, pero es que para aquellos demonios rojos lo que yo había hecho era origen y motivo para fusilarme…
Normas administrativas y técnicas para los proyectos de granjas de pintadas, 12
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Jaque mate al diálogo en dos “nivolas” de Unamuno, 05
Si esto es así, es decir, si para el escritor Unamuno la novela es una especie de texto que reproduce diálogos hablados y autodiálogos de los personajes, quizás sea interesante conocer la opinión del bilbaíno a propósito aquella famosa afirmación ‑«Escribo como hablo»‑ del renacentista Juan de Valdés.
Unamuno cree que la máxima de Juan de Valdés no es realizable, porque piensa que no es posible una equivalencia entre oralidad y escritura. Lo declara en un artículo de 1892 titulado “A propósito y con excusa del estilo. Cartas abiertas, de libre divagación” con estas palabras:
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Nubes
Me chiflan las nubes.
Es que voy por la calle y, en cuanto veo el cielo algo encapotado, se me van los ojos hacia arriba; en especial, cuando observo la combinación de nubes con monumentos (o partes de ellos). Vamos, es que me chiflo.
Alguien que me observe me verá con el cuello estirado y encogido alternativamente, dirigiendo la mirada, como he dicho, a los altos y a los bajos, no vaya a ser que en esas observaciones tan altas se me queden los pies enganchados en cualquiera de los baches que tan profusamente tenemos en Úbeda.