…Y al llegar la hora bella,
el mar se convierte en plata,
juega a rizos con las olas
sobre la arena dorada.
A lo lejos, el velero,
entre un mar de nubes malvas,
iza velas a la luna,
que asciende sobresaltada.
Y la gaviota, que vuela
serena, alta, arrobada,
tiene la suerte de ver
la mar, espejo de plata.