c) Las greguerías verbales, es decir, aquellas que se generan en el interior del lenguaje mismo, como producto de un dinamismo interno:
«Cuando se llega al verdadero excepticismo es cuando por fin se sabe que escepticismo no se escribe con X».
«La L parece largar un puntapié a la letra que lleva al lado».
«Se le pone otra H a Sánchez y es Shakespeare».
«La H es tan transparente y tan muda, que no es raro que a veces no nos demos cuenta de que no está en la palabra en que debiera estar».