14. Temores y sobresaltos

El día 22 amaneció muy triste al ir enterándome de los crímenes y atropellos que las turbas iban realizando en la ciudad: unas personas resultaron muertas, otras heridas y muchas encarceladas… Pronto aparecieron en el hospital los heridos.

No tuve noticia ‑hasta el medio día‑ de los religiosos del convento: la mitad estaban presos en el Ayuntamiento; la otra mitad habían sido encarcelados en los calabozos de la Inspección. Estos últimos fueron echados a la calle al día siguiente, teniendo que buscar refugio, por lo que fueron los más desgraciados…

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