Para la ubicación de la granja, con sus parques anexos, deben elegirse, preferentemente, terrenos llanos, aunque con ligera pendiente, que permitan la evacuación de las aguas pluviales. Debe tratarse de impedir la formación de charcas donde las aves puedan beber. Estas aguas estarán contaminadas por las propias deyecciones de las gallinas, algas y numerosos microorganismos.
En general, son preferibles los terrenos con pendientes no superiores al 5%, ya que, además, facilitan el manejo al personal de la granja.
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